Primicias24.com.- El presidente de España, Pedro Sánchez, pidió a los ciudadanos a que se preparen para «cualquier escenario» de cara a la vuelta del verano y el Gobierno ya diseña distintos planes de contingencia relacionados con el suministro energético, la gran preocupación en Europa en este momento de cara al otoño y el invierno.
El último barril de petróleo venezolano -de gran calidad, por cierto- llegó a España en octubre de 2020, según los datos que ofrece la Corporación de Reservas Estratégicas (Cores). Las sanciones de Estados Unidos al régimen de Maduro hicieron a España desconectar del crudo del país caribeño y buscar mercados alternativos, esencialmente el norteamericano, el de México y el de Nigeria. Se puso así fin a un suministrador histórico y, como decimos, de calidad, que afectó especialmente a Repsol por sus negocios con la compañía estatal PDVSA.
Pero la guerra en Ucrania ha cambiado radicalmente el escenario a medio y largo plazo tanto en Europa como en EEUU -el viaje de Biden a Arabia Saudí y la tibieza sobre el asesinato de Khashoggi es un ejemplo de que todo está cambiando-.
La estrategia en marcha pasa por recuperar el envío de crudo desde Venezuela a España. Repsol estará ahí. La decisión se ha adoptado tras el viaje, el pasado mes de junio, de una delegación de EEUU a Caracas para caminar hacia el restablecimiento de las relaciones comerciales en materia energética.
Recuperar las importaciones de petróleo venezolano a España es un movimiento con un potente trasfondo geopolítico. El Gobierno de Sánchez llegó a reconocer a Juan Guaidó como supuesto «presidente encargado» de Venezuela, pero los avances han sido nulos. De ello es consciente el Ejecutivo español, que siempre ha tenido un papel importante en el país caribeño. La guerra en Ucrania y la incertidumbre obligan a cambiar de estrategia y a este giro en la relación económica con Caracas.
La gran beneficiada de este cambio de postura sería Repsol. La petrolera española es propietaria un 40% en la empresa mixta Petroquiriquire junto a la Corporación Venezolana de Petróleo (CVP) y PDVSA Social, las dos entidades públicas con las que la élite cercana al Gobierno de Maduro se beneficia de la extracción de crudo, y también de gas, de la empresa presidida por Antonio Brufau.
Venezuela ha sido uno de los principales suministradores de petróleo a España desde América, con permiso de México, a la cabeza. En el año 2019 se produjo un repunte de la compra de petróleo al país gobernado por Maduro, con casi 2,3 millones de toneladas, una cifra que no se conocía desde cuatro ejercicios antes y que es muy parecida a la que se llegó a comprar a Rusia el año pasado. Incluso en el ejercicio de la pandemia y con la actividad bajó mínimos, se trajeron de Venezuela 1,4 millones de toneladas, con cuatro meses en blanco.