Primicias24.com.-El número de personas adultas con obesidad llegará a los 1.130 millones en 2030, un aumento del 115 % respecto a 2010, con carencias sanitarias para abordar este problema en el 93 % de los países, según el informe Atlas de la Obesidad Mundial 2025 publicado esta semana.
Con motivo del Día Mundial de la Obesidad, la Federación Mundial de la Obesidad, autora del Atlas, instó a los gobiernos a adoptar medidas ante el sobrepeso y la obesidad, que cada año causa unos cuatro millones de muertes en todo el mundo.
El informe estima que 3.000 millones de adultos en el mundo, el 50 % de la población total, sufrirán obesidad o sobrepeso en 2030, comparado con 2.000 millones (40 %) que lo padecían en 2015 y 1.600 millones (36 %) en 2010.
Los países con más obesidad en el mundo
La Samoa Americana, en el Pacífico, es el país con más adultos con obesidad (77 %), mientras que Vietnam es el que menos, con un 2 %, según el informe de la Federación, con sede en Londres.
“Está claro que la obesidad está en aumento y también está claro que muchos países no están preparados para hacer frente a lo que es un problema cada vez más serio para las poblaciones”, dijo en un comunicado Simón Barquera, presidente de la Federación Mundial de la Obesidad.
Barquera precisó que la obesidad es «una enfermedad grave por derecho propio» y un «motor» para enfermedades no transmisibles como la diabetes, el cáncer, las patologías cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
La obesidad causa más muertes que los accidentes de tránsito
“Más personas mueren debido a la obesidad que en accidentes de tráfico cada año”, precisó el presidente de la Federación.
Según el informe, el sobrepeso supone una masa corporal de entre 25 y 30 kilogramos por metro cuadrado (kg/m2), mientras que la obesidad clase I está entre los 30 y 35 kg/m2 y la obesidad de clase II por encima de los 35 kg/m2, el límite que marca la necesidad de intervención quirúrgica.
La Federación afirmó que solo dos tercios de los países (126 de 194) del mundo no tienen ninguna o solo una de las cinco políticas claves para combatir la obesidad.
Medidas para combatir la enfermedad
Estas políticas incluyen impuestos sobre bebidas azucaradas, impuestos sobre alimentos ricos en grasas, grasas saturadas, azúcar y sal, subsidios para alimentos más saludables, restricciones sobre la comercialización de alimentos a niños e impuestos e incentivos para promover la actividad física.
Una de las regiones más afectadas es el Pacífico, con ejemplos como la Samoa Americana, donde el sobrepeso en los adultos llega al 92 % y la obesidad al 77 %, o Tonga, donde estos valores alcanzan, respectivamente, al 92 % y al 75 %.
En otros países, la obesidad en adultos asciende al 45 % en Arabia Saudí, el 44 % en Estados Unidos, el 42 % en Chile, el 32 % en Sudáfrica, el 31 % en Brasil, el 30 % en Japón, el 28 % en el Reino Unido, el 24 % en Marruecos, el 20 % en Italia, el 17 % en Tailandia, 15 % en España, el 13 % en Kenia, el 13 % en India y el 9 % en China.
Investigación y tratamientos
La obesidad se ha resistido al tratamiento farmacológico, pero se empiezan a vislumbrar desde hace unos años esperanzas depositadas en nuevas dianas.
El endocrino Luis Vázquez, del Hospital Sierrallana en España, destaca que la obesidad es una enfermedad sistémica crónica, que tiene muchas causas y “que impacta muchísimo en quien la padece”.
Desde hace unos años, se vislumbran también esperanzas en la obesidad gracias a la investigación.
Según explica, ya hay algunas medicaciones que han demostrado eficacia para el tratamiento de esta enfermedad y se están desarrollando ensayos clínicos.
Añade que han surgido moléculas que no solamente pueden disminuir el peso de las personas, sino que también benefician en mejorar el riesgo cardiovascular o el de tener apneas del sueño, por ejemplo.
Vázquez llama la atención sobre el alto coste de estos tratamientos.
Subraya que, de un modo importante, corren a cargo de los pacientes porque no están financiados por el sistema público.
«Lamentablemente, estas personas no tienen financiados estos fármacos, se los tienen que pagar de su bolsillo, y en muchas ocasiones es un auténtico problema», dice.
Según apunta, se trata de “fármacos caros y tratamientos que, además, hay que prolongar de forma sostenida en el tiempo”.