Primicias24.com El expresidente francés Nicolas Sarkozy considera que detrás de su condena en apelación a una pena de cárcel firme por corrupción lo que hay es la voluntad de algunos jueces que se habían enfrentado a él en el pasado al intervenir en política y dice estar convencido de que acabará demostrando su inocencia.
«Soy un luchador y la verdad acabará triunfando», afirma Sarkozy en una entrevista publicada por Le Figaro este jueves, un día después de que el Tribunal de Apelación de París confirmara la pena en primera instancia de tres años de cárcel, de los cuales dos exentos de cumplimiento si no reincide.
El que fuera jefe del Estado entre 2007 y 2012, que se ha retirado de la política activa, afirma que no está sorprendido por esa sentencia y que desde el principio sabía que se iba a enfrentar a «una larga lucha para que triunfe no sólo mi causa, sino los principios esenciales de la democracia, que han sido pisoteados».
Declarado culpable por haber tratado de abusar en 2014 de su condición de expresidente para obtener beneficios judiciales en otra causa que tenía abierta en su contra gracias a un magistrado a cambio de ayudarle en una promoción, va a recurrir ante el Tribunal Supremo.
Denuncia la actitud de algunos magistrados que en realidad hacen política. Señala directamente a la presidenta de la sala que lo condenó, que lo había atacado directamente en un artículo en Le Monde en 2009, cuando estaba en el Elíseo, y que a su parecer tendría que haber renunciado a juzgarle por parcialidad.
También se refiere a una juez que instruyó el caso, y que después de que él fuera derrotado en las presidenciales de 2012 (frente al socialista François Hollande), manifestó su alivio.
Critica la forma en que se le trató -«se me puso bajo arresto ante el mundo entero»- y asegura que no permitirá que se le condene cuando es «perfectamente inocente de los disparates y de los montajes que se han construido contra mí».
«En este asunto, todo es factualmente falso, jurídicamente ilegal y moralmente sin sentido», se insurge antes de insistir en que se le acusa de haber establecido «un pacto de corrupción» con el magistrado Gilbert Azibert con el que no había hablado nunca y para hacerle un favor que ni él solicitó nunca ni se le dio.
Todo eso tomando como pruebas las escuchas que se le hicieron a las conversaciones telefónicas que mantenía con su abogado Thierry Herzog, con móviles que uno y otro no habían registrado con sus identidades, lo que despertó la sospecha de los investigadores.
Ante el Supremo, uno de los principales argumentos que utilizará en su recurso será precisamente el carácter a su juicio ilegítimo de esas escuchas como pruebas, alegando que la jurisprudencia ha dado una particular protección a las conversaciones entre un abogado y su cliente, jurisprudencia de la que se le ha privado a él.
Sarkozy deja entrever que una de las causas que puede haber en la acción a su parecere parcial de algunos jueces contra él es que cuando era presidente defendió más diversidad en ese cuerpo profesional para evitar el corporativismo.
En cuanto a otra acusación que le puede llevar a sentarse en el banquillo por haber financiado supuestamente la campaña para su elección en 2007 con dinero del régimen libio de Muamar Gadafi, de nuevo clama su inocencia y trata de descalificar los elementos en su contra.
«No se ha encontrado ni un sólo céntimo y el monto total del presunto fraude no se ha cuantificado. Nadie ha dicho que me haya enriquecido. Mis cuentas de campaña se han pasado por el filtro así como todas mis cuentas personales, las de mi mujer y de mis hijos. El dossier está vacío. Algunos antiguos responsables libios prometieron dar pruebas y no han aportado ninguna». EFE