Venezuela, ¿sinónimo de malnutrición?

Primicias24.com- En los últimos siete años la situación alimentaria en Venezuela se ha venido deteriorando. Desde el 2012 ya empezaba a notarse el fenómeno de la escasez, el desabastecimiento de alimentos y el auge excesivo de la inflación.

Pero es en el trienio 2014-2016, cuando los indicadores de alimentación y nutrición revelaron cifras nunca antes vistas en el país que señalaban la extrema inseguridad alimentaria y hambre en toda la población, especialmente en los grupos más vulnerables, al aportar 1,3 millones de los 1,5 millones de personas con malnutrición en la región.

FAO / Imagen referencial

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtieron en un informe conjunto los indicios de un deterioro de la situación en la región suramericana, donde el hambre creció de 5% en 2015 a 5,6% en 2016.

Al respecto, Julio Berdegué, representante regional de la FAO, declaró que “con el aumento del hambre es muy difícil que la región alcance el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 Hambre Cero”.

Actualmente, Venezuela se ubica entre los seis países que aumentó la cantidad de personas subalimentadas por lo que se pueden observar a ciudadanos con rostros demacrados por la notable pérdida de peso, algunos deambulando por las calles hambrientos y otros en situaciones más críticas que hurgan en la basura en busca de comida, comportamientos propios en condiciones de hambruna.

OPS / Imagen referencial

El pasado 21 de febrero, la Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela (ENCOVI), realizada por las principales universidades del país (Universidad Central de Venezuela, Católica Andrés Bello y Simón Bolívar), reveló que unos 9,6 millones de venezolanos, casi un tercio de la población, ingieren dos o menos comidas diarias.

Asimismo, señaló que el 93,3% de las familias no les alcanza para comprar alimentos, mientras siete de cada diez personas perdió en promedio 8,7 kilos de peso en el último año.

Infantes, víctimas de la crisis alimentaria

Imagen Referencial

El estado nutricional de los niños en el país es preocupante pues las cifras indicaron que los niveles generales de la malnutrición están aumentando y entre los menores de edad ha superado el umbral de la crisis.

A principios de 2018, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) señaló mediante un comunicado que “cada vez más niños en Venezuela sufren desnutrición como consecuencia de la prolongada crisis económica y financiera que vive el país”.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando en un territorio «más del 15% de los niños tienen desnutrición grave hay una emergencia humanitaria allí», pues el  declive de la alimentación y la salud «es lo que ha motivado o generado la carga de desnutrición».

A su vez, el Observatorio Venezolano de la Salud, enfatizó que alrededor del 60% de la población infantil del país presenta algún nivel de desnutrición.

Cáritas de Venezuela / Imagen referencial

Por otro lado, un estudio realizado por la organización Cáritas de Venezuela advirtió que en el transcurso del 2018 podrían fallecer unos 280.000 niños por esta causa.

De igual manera, la organización humanitaria, financiada por la Iglesia Católica, explicó en relación a las condiciones que se presentan en el Dto. Capital, Vargas, Miranda y Zulia. «Las últimas cifras muestran que el 11,4% de los niños menores de cinco años padece malnutrición moderada o severa”.

Además, afirmó que sólo en 2017 fallecieron entre 5 y 6 niños a la semana por falta de alimento.

Bajo rendimiento escolar

Desafortunadamente el déficit alimentario compromete la realización de otros derechos, como el derecho a la educación, pues es conocido el vínculo entre la nutrición adecuada sobre el desarrollo cognitivo y el rendimiento académico.

La falta de comida en los hogares venezolanos obliga a los padres a retirar a sus hijos de los planteles educativos, pues no envían a sus hijos a clases con el estómago vacío.

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El diario El Nacional reseñó la historia de José Godoy, un albañil de 53 años y padre de dos niñas, quien manifestó que retiró a una de sus hijas de la escuela por falta de alimento, “a ella tuve que sacarla del colegio porque no podía darle comida para que llevara”.

También hay casos como el de Nairobis Soto, madre de dos niñas en edad escolar, quien expresó  que el presupuesto no le alcanza para comprar el desayuno de sus hijas,  “cuando corro con suerte, compro harina y les preparo arepas con queso de desayuno. La semana pasada solo me alcanzó para el pan, pero ni siquiera se consigue la cantidad que uno desea porque las panaderías venden una pieza por persona. Si me queda algo extra, compro frutas para hacer juguitos, aunque en mi hogar la mayoría de las comidas las pasábamos con agua”, relató al periódico El Impulso.

A pesar de que existen centros educativos que trabajan con el Programa de Alimentación Escolar (PAE), no se cumple con regularidad este plan, pues no distribuye suficiente alimento para cubrir las necesidades de la matrícula escolar, donde muchas veces los menores reciben el desayuno pero no el almuerzo o viceversa.

“La institución elabora las arepas y a los representantes de los niños se le pide el relleno”, detalló Clara Álvarez (nombre ficticio) maestra de educación inicial.

Canasta “millonaria” venezolana

El pasado mes de abril, el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación de Maestros de Venezuela (Cendas-FVM) indicó que la cesta básica se situó en Bs. 100.174.980,98 incrementándose en un 92,5 % en relación al mes anterior

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Todos los productos de la canasta registraron un aumento de precio: las carnes y sus preparados 178,1%; las frutas y hortalizas 123,3%; pescados y mariscos 108,0%; grasas y aceites 84,6%; raíces, tubérculos y otros 80,7%; café 69,3%; lácteos y huevos  67,4%; salsa y mayonesa 55,9%; cereales y productos derivados 44,5%; granos 39,2% y azúcar y sal, 16,9%.

De acuerdo con el Cendas-FVM, es imposible realizar una comparación entre los precios oficiales y los del mercado debido a la falta de publicación de cifras institucionales.

Solución: ¿La cajita feliz?

Hoy en día, la mayoría de los hogares venezolanos dependen de las cajas de alimentos distribuidas por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), a precios subsidiados ante los altos costos de los productos de primera necesidad.

Cajas de alimento CLAP / Imagen referencial

La medida fue anunciada por el Ejecutivo Nacional el 3 de abril de 2016 para hacer frente a la escasez de alimentos y la crisis económica del país.

Si bien, algunos de los artículos que incluyen las cajas de los CLAP son de producción nacional, la mayoría son importados de países de la región como Brasil, Chile, México, Canadá y Estados Unidos.

No obstante, los alimentos que el venezolano consume sigue siendo insuficiente (desde el punto de vista de cantidad y calidad nutricional) pues las cajas, que empezaron siendo bolsas, aportan puros carbohidratos como la harina de maíz, arroz, pasta, lentejas, caraotas, aceite, entre otros.

Aunque el pasado 28 de mayo el mandatario nacional, Nicolás Maduro, informó que los combos distribuidos por los CLAP debían llegar a los hogares con una periodicidad de 15 días, en ocasiones los beneficiados se quejan de que dichas entregas se retrasan meses o no llegan, lo que incrementa el problema  y está  lejos de ser la solución ideal.

Dieta forzada

Gran parte de la población basa su régimen alimenticio en verduras, harinas y granos. Aunque estos alimentos pueden hacer engordar a algunos, no los saca del cuadro de malnutrición.

Imagen referencial

Debido a la inseguridad alimentaria, se ha observado que alimentos como la harina de maíz ha sido reemplazada por yuca y plátano de los principales productos que la población busca para alimentarse.

Según los resultados correspondientes a un sondeo realizado por ENCOVI en 2017, el 61,2% de los ciudadanos encuestados se acuestan a dormir con el estómago vacío. “Tenemos reportes dramáticos de madres que tienen que decidir a qué hijo alimentan con proteínas un día y a cuál no. Esto es dramático”, enfatizó la doctora Marianella Herrera, miembro del equipo de investigadores.

Igualmente, el estudio informó que en los hogares la comida que más se sacrifica es el desayuno por lo que 8.130.000 venezolanos comen dos o menos veces al día.

La dieta del venezolano está comprometida, tanto por las dificultades para adquirir los alimentos debido a los exorbitantes precios, la drástica reducción en las porciones que se consumen, la contracción en la producción nacional, la disminución de las importaciones, como por el fenómeno de la hiperinflación que empezó en octubre pasado.

Aunque el Gobierno no entrega cifras, la crisis humanitaria que se vive en el país limita el ingreso de alimentos, por lo tanto, las reservas de suplementos nutricionales no serán suficientes para cubrir la demanda de la población.

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