Crisis económica apaga las voces en las universidades privadas

Crisis económica apaga las voces en las universidades privadas

Primicias24.com– Uno de los sectores que se ha visto perjudicado por la crisis económica que viene presentando Venezuela desde el 2016 ha sido el universitario; profesores y alumnos han decidido dejar sus actividades académicas, ya sea para irse del país y buscar una mejor calidad de vida, o para trabajar e intentar mantener de la mejor manera sus condiciones socioeconómicas.

Día a día, las universidades del país, que solían lucir orgullosas por sus posiciones entre las mejores instituciones del continente, actualmente luchan por permanecer abiertas sin poder ofrecer a sus estudiantes, profesores y trabajadores los beneficios mínimos que en otras naciones serian lo normal.

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Es así como la educación superior se agrieta y rompe, pues lo que tenían para ofrecer está siendo devorado por la mayor epidemia de termitas conocida en Venezuela: la crisis económica. Desde hace aproximadamente tres años las universidades públicas de la nación se mantienen en intermitentes paros, algunos originados por los estudiantes y otros por los profesores, como una forma de protesta ante las deplorables condiciones de las casas de estudio.

Es por dicha razón que años atrás la educación privada era la opción principal de muchos bachilleres, pues no se necesitaba tener una clase social alta para costear las matriculas universitarias y materiales a utilizar, cómodamente con el salario mínimo se lograba costear dichos gastos y tener una calidad de vida aceptable.

¿Educación privada inmune a las termitas?

Por lo general, las universidades privadas no sufren los mismos males que las públicas debido a que cuentan con un sistema de seguridad y vigilancia paga, por lo que muy poco experimentan la inseguridad y en escasas ocasiones sufren por paros, además no dependen del Gobierno Nacional, ni del Ministerio y ni de un presupuesto asignado, pero no son inmunes a los problemas que la situación país obliga a todos los venezolanos a vivir.

Estudiar una carrera universitaria en Venezuela resulta tan costoso que no todos tienen la posibilidad de acceder a este nivel educativo. Actualmente, el costo de las matriculas universitarias del país oscilan entre 8.000.000 y 35.000.000  mientras que el sueldo mínimo integral equivale a un total de 2.555.500 bolívares, por lo que evidentemente se necesita de cuatro hasta 13 sueldos para poder costearlas.

Materiales educativos, un golpe al bolsillo

Es importante destacar que los gastos que generan las copias, guías estudiantiles, libros, cuadernos, entre otros, siempre van a variar de acuerdo a la inflación que presenta el país. Según la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN), la inflación para el mes de mayo se ubicó en 110,1 %, mientras que la anualizada cerró en 24.571%.

Es por ello que los precios de los materiales y herramientas educativas constantemente aumentan su valor económico. En la actualidad, los útiles fundamentales para cualquier estudiante sean escolares o universitarios como lo son el cuaderno y el lápiz, oscila entre un millón y dos millones de bolívares. Por otro lado, la impresión de los trabajos, las guías de estudio y copias, pueden llegar a costar dependiendo de la cantidad de hojas entre 500 mil y tres millones de bolívares.

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“Tenemos que pagar las copias cada vez más caras, los libros y las guías de estudios son incosteables, definitivamente ser estudiante universitario en Venezuela se ha convertido en un lujo”, aseguró Génesis Guzmán, estudiante de Derecho en la Universidad Santa María.

La reutilización de los materiales de estudio ha comenzado a ser parte de la realidad que actualmente vive todos los venezolanos, ya que para los estudiantes es una buena opción para reducir los gastos. Guzmán consideró que los útiles que estén en buen estado pueden reutilizarse, como por ejemplo los cuadernos, lápices, borradores y morrales. Además, indicó que las guías de estudios una vez utilizadas pueden ser revendidas a otros estudiantes que también las estén necesitando.

¿Cómo hacen para seguir estudiando?

En las universidades privadas del país la situación es igual o más complicada que en las públicas, debido a que a los costos que ya tienen que asumir las familias y los estudiantes como transporte y material de estudio, se le suma el tema de la matrícula y el valor de las unidades de crédito para cada materia a cursar.

Alberto León (22 años), estudiante de Comunicación Social en la Universidad Santa María, explicó que su familia desde hace tres años ha tenido que “hacer magia y partirse el lomo” para poder costearle a él y a su hermana que también es estudiante universitaria la carrera de ambos y los gastos que eso genera.

“Mi madre vendía comida y atendía una bodega familiar, mi padre le hacía trasporte a una empresa durante la noche y en el día ayudaba a mi mamá en la bodega. Sin embargo, el dinero que ganaban no era suficiente, en muchas oportunidades se vieron obligados a pedir dinero prestado. Es por ello, que tuve que optar por una beca dentro de la universidad y además empezar a trabajar”, manifestó León.

Cristian Rodríguez (21 años), estudiante de contabilidad en la Universidad Católica Santa Rosa, indicó que actualmente vive solo en la capital debido a que su familia se encuentra residenciada en el oriente del país, detalló que para costear los gastos de la matrícula universitaria  trabaja durante el día y en la noche asiste a clases. “En oriente mi familia se dedica a la pesca y a la agricultura, ellos me ayudan económicamente. Sin embargo, aparte de mi trabajo, yo dentro de la universidad les vendo donas y cigarrillos a mis compañeros, es una forma también de generarme ingresos”, agregó.

Deserción estudiantil

En Venezuela la deserción universitaria es una notoria consecuencia de la crisis que atraviesa el país, la cual ha dejado pasillos y aulas desolados. Tres factores son los que originan la salida del estudiante del sistema educativo universitario: Dinero, hambre o emigrar.

El secretario de estudios de la Universidad Central de Venezuela (UCV), doctor Amalio Belmonte, recientemente hizo mención de un balance publicado donde se refleja más del 60% de deserción estudiantil por parte del sector universitario de la nación.

Además, afirmó que “estudiar para un joven es un reto, una situación casi imposible de satisfacer”. Igualmente, manifestó que “estudiantes y profesores de las casas de estudios universitarios se han ido motivados a la grave situación actual que atraviesa el país, en cuanto a trasporte, alimentación, seguridad, economía e incluso vestimenta”.

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La directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello, Anitza Freitez, informó que según los resultados del apartado de Educación de la Encuesta de Condiciones de Vida 2017, que realizaron la Universidad Central de Venezuela, la UCAB y la Universidad Simón Bolívar, sólo 416.000 personas de entre 18 y 24 años de edad que asiste a algún centro de enseñanza superior logran graduarse.

La especialista también señaló que de 4,2 millones de adolescentes que terminan la educación media, 2,1 millones no ingresan a la universidad y otras 500.000 que son aceptados no la comienza o la abandonan rápidamente. “La tasa de desocupación de nuestros jóvenes duplica al índice de desocupación de la población general”, expresó.

Estudiantes en fuga

La situación país ha llevado a los estudiantes universitarios a abandonar sus estudios y buscar un empleo debido a que tienen que sobrellevar y superar escollos como la incapacidad de reponer insumos de estudio, el aumento constante del pasaje y el incremento de las matrículas.

Andrea Giménez (22 años), cursaba segundo año de odontología en la Universidad Santa María (USM), manifestó que el pasado mes de noviembre tomó la decisión de emigrar para continuar con su formación. “En Venezuela ser estudiante universitario es un gran reto, vivir allá en las condiciones en la que se encuentra el país es inaguantable”, dijo.

Estudiantes abandonan las aulas / Imagen referencial

Además, Giménez expresó haberse sentido triste por haber abandonado la USM, pero quiso ponerle buena cara al mal tiempo y decir que en cualquier parte le iba a ir mejor que en Venezuela. “Estoy clara que a Venezuela yo no regreso (…) Lo que más me motiva es que puedo crecer, tener oportunidades de crecimiento (…) Lo que quiero es comerme el mundo porque en Venezuela no me podía comer ni una arepa”, aseguró.

Por su parte, Luis Carreño (20 años), comentó que él estudiaba Comunicación Social en la Universidad Metropolitana y se vio obligado a tener que abandonar sus estudios y trabajar debido a que ya no podía pagar los trimestres y los materiales de estudios. “Es lamentable que en este país la educación ya no sea una prioridad y los jóvenes se tengan que conformar con un simple título de bachiller porque tienes que elegir entre estudiar o trabajar para poder comer”, manifestó.

¿La clase baja podrá estudiar?

Las universidades privadas en Venezuela actualmente se han visto vulnerables frente a la crisis económica que vive el país. En muchas de estas casas de estudios se observa la ausencia de cientos de estudiantes que se han visto obligados a abandonar su formación académica para dedicarse a tiempo completo al campo laboral.

Es por ello, que la educación privada en el país muestra un posible escenario nada favorable para la clase social baja, debido al alto costo de las matrículas y de los materiales de estudios, los mismos seguirán aumentando constantemente por la inflación que presenta la nación.

Un gran porcentaje de la deserción estudiantil universitaria que se refleja en el país es representada por la clase social baja, que a causa de la situación económica de la nación se ha privado de sus estudios para ayudar a sus familias.

Los jóvenes de bajos recursos, han dejado las aulas universitarias para hacer colas por adquirir productos de primera necesidad, mientras que otro grupo la dejó al no poder costear los gastos que sus estudios requieren.

Estudiar en una universidad privada en el país se ha convertido en un lujo que solo la clase alta podrá darse, mientras que la clase baja cada día se vuelve carente de educación superior y con su trabajo se esclaviza a la voluntad de la más alta.

Fuentes consultadas:

Globovisión, El Nacional, Tal Cual

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