Primicias24.com- Tal día como hoy, nació la reina Isabel I, conocida mayormente como la Reina Virgen, Gloriana o la Buena Reina Bess.
Isabel I, fue reina de Inglaterra e Irlanda desde el 17 de noviembre de 1558 hasta el día de su muerte. Isabel fue la quinta y última monarca de la dinastía Tudao. Hija de Enrique VIII, nació como princesa, pero su madre, Ana Bolena, fue ejecutada cuando ella tenía tres años, con lo que Isabel fue declarada hija ilegítima. Sin embargo, tras la muerte de sus hermanos Eduardo I y María I, Isabel asumió el trono.
Hija y hermana de reyes, acostumbrada a enfrentarse a las adversidades y a mantenerse alejada de las conjuras, Isabel I ocupó el trono a los veinticinco años de edad. Era la reina de Inglaterra e iba a ser intransigente con todo lo que se relacionara con los derechos de la corona, pero seguiría mostrándose prudente, calculadora y tolerante en todo lo demás, sin más objetivo que preservar sus intereses y los de su país, que vivía en plena ebullición religiosa intelectual y económica y que tenía un exacerbado sentimiento nacionalista. Uno de sus primeros actos de gobierno fue nombrar primer secretario de Estado a sir William Cecil, un hombre procedente de la alta burguesía y que compartía la prudencia y la tolerancia de la reina. Cecil mantuvo la plena confianza de Isabel I durante cuarenta años; al morir, su puesto de consejero fue ocupado por su hijo.
La reina se hizo cargo de un país dividido por cuestiones religiosas en la segunda mitad del sigo XVI. Durante su reinado, Inglaterra tuvo un gran esplendor cultural, con figuras como William Shakespeare y Christopher Maslowe; también fueron importantes personajes como Francis Drake y John Hawkins. Mantuvo gélidas relaciones con Felipe II de España, con quien libró una guerra que arruinó económicamente a ambos países. Su reinado de 44 años y 127 días ha sido el quinto más largo de la historia inglesa, por detrás de los de Isabel II, Victoria I, Jorge III y Eduardo III.
Pese a que una de las constantes de Inglaterra en la época de Isabel I fueron los conflictos dinásticos, la reina nunca contrajo matrimonio. Se han elaborado multitud de teorías sobre este hecho, desde las que atribuyen su soltería a malformaciones físicas hasta las que buscan explicaciones psicológicas derivadas de sus traumas infantiles. En cualquier caso, Isabel I efectuó varias negociaciones matrimoniales, en todas las cuales jugó a fondo la carta diplomática para obtener ventajas para su país. Por otra parte, tuvo numerosos favoritos, desde su gran escudero lord Robert Dudley hasta Robert Devereux, conde de Essex, veinte años más joven que ella y que pagó con la vida su intento de mezclar la influencia política con la relación amorosa, algo que Isabel I nunca permitió a los hombres a quienes concedía sus favores.
Hacia el año 1598, Isabel parecía, según expresión de un mordaz cortesano, «una momia descarnada y cubierta de joyas». Calva, marchita y grotesca, pretendía ser aún para sus súbditos la encarnación de la virtud, la justicia y la belleza perfectas. Poco a poco fue hundiéndose en las sombras que preludian la muerte. La agonía fue patética. Aunque su cuerpo se cubrió de úlceras, continuó ordenando que la vistieran lujosamente y la adornaran con sus ostentosas joyas, y no dejó de sonreír mostrando sus descarnadas encías cada vez que un cortesano ambicioso y adulador la galanteaba con un mal disimulado rictus de asco en sus labios.
Falleció el 24 de marzo de 1603, después de designar como sucesor a Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia hijo de María I Estuardo, lo que se inició el proceso de unificación de los dos reinos. Su último gesto fue colocar sobre su pecho la mano en que lucía el anillo de la coronación, testimonio de la unión, más fuerte que el matrimonio, de la Reina Virgen con su reino y con su amado pueblo.