Primicias24.com- El 17 de diciembre de 1819 el Congreso de Angostura decretó la creación de la Gran Colombia, la idea de República que concibió Simón Bolívar.
Mediante lo que se denominó como la “Ley Fundamental de Colombia”, las Repúblicas de Venezuela y la Nueva Granada quedaron reunidas ese día en una sola administración, bajo el “título glorioso de República de Colombia”.
Fue el Libertador quien logró unir ambos territorios, pero desde la creación de la Junta Suprema de Caracas en 1811, se estableció la amistad, alianza y unión federal entre ambas naciones. Con el objetivo de asistirse en “cosas de la paz y de la guerra”, sostiene una declaración de aquel congreso.
Entre la importancia de la unión de las Repúblicas, estuvo la ampliación de los objetivos militares, que hasta ahora luchaban solo por la independencia de países aislados, pero a partir de ese momento lucharon por la libertad de toda Suramérica.
Aunque la creación de la Gran Colombia se dio en el seno del Congreso de Angostura, el Estado como fruto de la unión de los territorios mencionados, no vio la luz hasta el Congreso de Cúcuta de 1821, fecha y lugar donde se redactó la Constitución nacional con la cual se implementó y reglamentó su creación. El sistema político-administrativo adoptado por la naciente República fue el centralismo unitario.
Al ser creada, fue el país de mayor prestigio en el mundo, tanto así que varios políticos de Europa y América, entre ellos John Quincy Adams, futuro presidente de los Estados Unidos, la denominó como una de las naciones más poderosas del planeta.
Ese prestigio, sumado a la figura de Bolívar, atrajo hacia la nación ideas unionistas de movimientos independentistas de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, que pretendían formar un estado asociado con la República.
Durante los diez años de existencia de la Gran Colombia estuvo sacudida por rivalidades y pugnas políticas. Entre crisis internas y pronunciamientos contra la constitución de Cúcuta y en contra de la autoridad del Libertador, el modelo centralista impedía las aspiraciones políticas de los caudillos locales, quienes vieron su influencia mermada.
El establecimiento de Bogotá como capital de la República, causó disgusto entre las autoridades venezolanas. Otra arista de disputa era la permanencia en el poder de una sola persona, Simón Bolívar, lo cual impedía las aspiraciones políticas de otras figuras.