Primicias24.com La primera propuesta de ordenador cuántico se hizo hace casi 30 años y desde entonces se han conseguido varios prototipos que, a medida que se hacen más potentes, necesitan de más aislamiento y de mecanismos para corregir errores. Ahora, un experimento liderado por Google avanza para lograr este último reto.
Los sistemas cuánticos son muy sensibles al ruido -cambios de temperatura, de luz- y esto puede perturbar el cálculo y dar lugar a resultados inexactos, un problema que se ve agravado cuanto más grande es la instalación. Los ordenadores clásicos están construidos con mecanismos propios para corregir errores, pero en los cuánticos sigue siendo un desafío.
En esta nueva investigación, el laboratorio de inteligencia artificial cuántica de Google ha demostrado experimentalmente que es posible reducir el número de errores aumentando el número de cúbits. La descripción del experimento se publica en la revista Nature.
La misión de los ordenadores cuánticos, como la de los convencionales y supercomputadores, es la de hacer operaciones, cálculos que los primeros ejecutan de forma muy distinta: trabajan a nivel atómico y por lo tanto siguiendo las normas de la física cuántica (rama de la física encargada de estudiar el mundo a escalas espaciales muy pequeñas).
Los ordenadores cuánticos funcionan con cúbits (unidad básica de información cuántica) y no bits (como en los tradicionales).
Un bit (acrónimo en inglés de binary digit -dígito binario-) es la unidad mínima de información empleada en informática o en un dispositivo digital y se representa con dos valores, 0 y 1 -todo lo que soporta el funcionamiento de un ordenador clásico se escribe en estos términos-.
Sin embargo, en la computación cuántica esto cambia, ya que un cubit, a diferencia de un bit, puede contener, además, ciertas combinaciones de ambos valores que no se pueden conseguir clásicamente, lo que posibilita una velocidad de procesamiento mayor.
El funcionamiento de los ordenadores cuánticos se basa en manipular los cúbits de forma orquestada, utilizando lo que se llama «algoritmo cuántico». El problema, explica el director ejecutivo de Google, Sundar Pichai, es que los cúbits son tan sensibles que incluso una luz parásita puede provocar un error de cálculo.
«Las consecuencias son importantes: los mejores algoritmos cuánticos que conocemos hoy día para ejecutar aplicaciones útiles requieren que los cúbits tengan índices de errores muy por debajo de los que tenemos actualmente», resume Pichai en una entrada en el blog de Google.
La solución al problema, por tanto, pasa por corregir los errores cuánticos, y ahora, «hemos dado otro gran paso adelante», prosigue Pichai, «nuestro avance supone un cambio importante en el modo de funcionamiento de los ordenadores cuánticos».