Primicias24.com- Una docena de marcas compite desde hace años por convertirse en la viagra de los egipcios, que han desarrollado una relación peculiar con la pastilla azul. Al furor masculino le acaba de aparecer un trasunto femenino en las boticas del país más poblado del mundo árabe: la flibanserina, un medicamento destinado a estimular la libido femenina.
«Es una medicina que activa la hormona responsable del estado de ánimo en el cerebro», comenta descreído Ahmed Salem, propietario de una farmacia a las afueras de El Cairo. Egipto es el primer país árabe en autorizar el uso de la flibanserina, presente desde hace cuatro años en Estados Unidos donde está indicada «para tratar el síndrome de deseo sexual hipoactivo en mujeres premenopausicas».
En la tierra de los faraones la bautizada como «viagra femenina» es suministrada por una empresa local, responsable también de su fabricación. Sus responsables presumen de haber alentado una revolución en una sociedad pacata donde los problemas de alcoba se llevan con sigilo. Según las estadísticas que maneja la farmacéutica, tres de cada diez egipcias presenta escaso apetito sexual.
Una realidad que a diario se cita en la consulta de Heba Kotb, una conocida sexóloga que receta más y mejor actividad sexual en nombre de Alá. «La falta de deseo es el problema más habitual entre las mujeres que acuden a mi clínica», confirma en conversación con este diario. «El motivo es el maltrato que sufren las féminas por parte de los hombres y sus familiares. Siempre la miran como alguien inferior que tiene que hacer lo máximo por satisfacer al otro», arguye.
La irrupción del medicamento ha suscitado polémica y alimentado un debate que Kotb, curtida en estas lides desde que saltara al estrellato en un programa de televisión, no rehuye. «No la recomiendo ni la prescribo. La rechazo de plano. Hay que alejarse de esa medicina porque incrementa la pereza y la inactividad de la mujer mientras la toma. Además, causa otros problemas cuando se abandona», advierte la doctora.
La flibanserina actúa a nivel cerebral aumentando el deseo mientras que la viagra masculina lo hace sobre el flujo sanguíneo en el pene. En un país donde las medicinas se dispensan sin receta, el precio de cada cápsula -unas 20 libras, un euro- disuade a una elevada porción de sus potenciales clientas. «El perfil de mujer que busca ayuda tiene orígenes humildes. Además, el fármaco provoca efectos que hay que considerar como la reducción de la presión sanguínea que trastoca la vida corriente y puede impedir el estudio, la conducción o el trabajo», alerta Kotb.
El éxito de la flibanserina, de la que ha comenzado a hablarse en foros de internet y medios de comunicación locales como «la pastilla rosa», no es comparable, de momento, con la fiebre que despierta la viagra masculina en su múltiples nombres comerciales, desde Virecta o Erec hasta Vigorex. Pastillas manufacturadas en el país que se distribuyen sin freno en las apotecas como regalo de boda para los recién casados o dosis para garantizar el ritmo o evitar sorpresas.
El Mundo
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