Primicias24.com.- El 8 de diciembre de 1887, nació en el estado Miranda, Venezuela, el musicólogo y compositor Vicente Emilio Sojo, fundado del Orfeón Lamas, del cual fue su director por 30 años.
El 24 de junio de 1930 dirigió el primer concierto de la recién fundada la Orquesta Sinfónica de Venezuela (OSV), y el 15 de julio el primer concierto del Orfeón, ambos presentados en el Teatro Nacional de Caracas.
Su labor como director-fundador de la OSV se extendió por 11 años en los que procuró la profesionalización y subvención económica de los músicos, y la educación del público.
Sojo compuso obras de diversos estilos, entre ellas destacan las Misas: Coral, Cromática, Blanca a Santa Eduvigis, Palabras de Cristo en el Calvario, Misa Breve, Misa para Santa Cecilia, y Hodiesuper nos fulgebit lux.
Además, composiciones polifónicas profanas, salves, motetes y cánticos. Y la recopilación y armonización de 300 obras de música popular y folclórica venezolana.
También publicó una variada gama de cuadernos musicales y canciones, como parte de su legado al país.
El maestro Vicente Emilio Sojo murió en Caracas el 11 de agosto de 1974, sus restos reposan en una cripta del Templo Parroquial de Guatire, aguardando su traslado al Panteón Nacional.
Mientras que en el Complejo Teatro Teresa Carreño se le rinde homenaje con un busto en la plaza de entrada que lleva su nombre.
Cuando se fundó el Orfeón Lamas en 1928, el maestro escribió su primera canción polifónica: “Por la cabra rubia”
Primicias24.com- El maestro Vicente Emilio Sojo, prócer fundador de la Orquesta Sinfónica de Venezuela, musicólogo y compositor, falleció el 11 de agosto de 1974, en Caracas.
Fue descendiente de músicos. Sus bisabuelos fueron maestros de capilla, por lo que dirigían grupos de cantores e instrumentistas responsables de la música sacra.
Era oriundo de Guatire, estado Miranda. Nació el 8 de diciembre de 1887 y en su niñez transcurrió, por tanto, entre Guatire y Caracas, donde residían sus abuelos.
Comenzó sus estudios musicales con el maestro Régulo Rico, cerca de su casa, cuando era apenas un niño. En 1906, con más de 20 años de edad, se estableció en Caracas y ejerció algunos oficios para sostenerse económicamente, entre ellos, el de maestro de brocha gorda y oficial de tabaquería.
En 1910 ingresó a la Escuela de Música y Declamación y a la par continuó con sus estudios humanísticos de manera autodidacta. Para ese momento, Sojo tenía listas sus primeras composiciones.
Crecimiento profesional
En 1921 fue designado profesor de Teoría y Solfeo en la Escuela de Música y Declamación. Sus composiciones de esa época eran muy variadas, tanto en género como por las combinaciones de instrumentos y voces.
Cuando se fundó el Orfeón Lamas en 1928, el maestro Sojo escribió su primera canción polifónica: “Por la cabra rubia”, dedicada a esa institución, de la fue uno de sus miembros más destacados y recordados. Fue el director hasta su cierre definitivo.
Motivación para la creación
A propósito del interés de un grupo de jóvenes músicos, lideró el movimiento fundador de la Orquesta Sinfónica Venezuela, actualmente Orquesta Sinfónica de Venezuela (OSV), en 1930, de la que no sólo fue uno de sus directores fundadores, sino su más ferviente impulsor.
En 1940 participó junto a otros compositores en la elaboración del primer “Cancionero del niño venezolano” y a través de la OSV apostó por los primeros conciertos sinfónicos infantiles, mientras que en 1944, egresó la primera promoción de compositores formados por el propio maestro Sojo, en la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas.
Los musicólogos e investigadores del quehacer histórico y cultural venezolano lo consideran uno de los principales creadores de la escuela moderna de la música nacional.
Sojo recopiló y armonizó para el Orfeón Lamas, más de 200 canciones del acervo popular, con lo que rescató para las generaciones actuales lo mejor de la tradición musical de los últimos siglos.
Para la Orquesta Sinfónica de Venezuela logró también recopilar las obras de El Nacionalismo, incluyendo las obras compuestas específicamente para la OSV. En 1951 se le otorgó el Premio Nacional de Música en reconocimiento a toda una vida artística.
Entre sus composiciones polifónicas profanas sin acompañamiento, escritas en Venezuela, destacan: Misa Coral (1918); Misa Cromática (1922); Misa Blanca a Santa Eduvigis (1925); Palabras de Cristo en el Calvario (1925); Misa Breve (1933); Misa para Santa Cecilia (1953) y “Serenata”.
