La empresa contratada por el servicio de inteligencia de Ecuador para garantizar la seguridad de su Embajada en Londres cuando el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, se encontraba refugiado en ella, realizó espionajes para la CIA incluso en los momentos más delicados para el ciberactivista.
Los mensajes desvelados por El País dan buena cuenta de las actividades de esta pequeña empresa española, de Jerez de la Frontera, y de sus esfuerzos para captar todo tipo de información, ya fueran documentos, audios o videos y de llevar un control exhaustivo de las visitas que recibía el periodista australiano y del contenido de todas sus comunicaciones.
Un claro ejemplo de ello es lo que ocurrió el 21 de diciembre de 2017, cuando Assange recibió la visita de Rommy Vallejo, entonces jefe de la Secretaría Nacional de Inteligencia de Ecuador (Senain), para transmitirle información confidencial de gran importancia.
El gobierno ecuatoriano y los abogados del periodista habían diseñado un plan que solo conocían seis personas para lograr sacar a Assange de la Embajada, otorgarle la nacionalidad ecuatoriana y un pasaporte diplomático.
Durante el encuentro le revelaron que la fecha de su salida sería tan solo cuatro días más tarde, el 25 de diciembre, y que la operación se llevaría a cabo en un coche diplomático del embajador para, a través del Eurotúnel, trasladarlo a Suiza u otro país europeo.