Primicias24.com – Miles de ucranianos de la orilla izquierda del río Dniéper, ocupada por Rusia, siguen necesitando urgentemente evacuación y ayuda humanitaria, sin que las autoridades rusas coordinen un rescate a gran escala y mientras los riesgos principales son asumidos por voluntarios a ambos lados del río.
«¡Les ruego que lleven comida para mi madre de 82 años y mi hermano de 63! Llevan tres días atrapados en el segundo piso de su casa inundada. Aquí están las coordenadas»: el mensaje de Ilona es uno entre los centenares que se cruzan entre los grupos para la evacuación formados en Telegram y las redes sociales.
Los voluntarios se apresuran a organizar el rescate de los supervivientes, mientras se teme que centenares de personas hayan muerto.
La familia de Ilona está atrapada en Pravi Solontsi. Sólo puede hablar con los suyos brevemente, ya que la conexión por telefonía móvil es frágil y además conectan el teléfono brevemente para no agotar la batería.
«Apenas tienen comida. Sólo consiguieron salvar algo de harina antes de que la riada les obligara a huir escaleras arriba. Ahora recogen ramas que flotan en el agua e intentan secarlas para encender un fuego y cocinar», explica a EFE.
Como tantos otros miembros de estos grupos, Ilona espera que los voluntarios que están ayudando a rescatar a la gente de la zona lleguen finalmente a la casa de su familia. Sin embargo, aún quedan miles de direcciones por revisar, según Yaroslav, al frente de un grupo de autorrescate con más de 9.000 miembros.
«Hay cuerpos flotando. Unas 300 personas pueden haberse ahogado, según la información preliminar que recibimos de sus familias y voluntarios», explica a EFE.
Los rusos no permiten el acceso de los voluntarios a algunas zonas inundadas y los servicios de emergencia dirigidos por Rusia no empezaron a participar en el rescate hasta tres días después de la voladura de la presa, explica Yaroslav.
Algunos voluntarios sí encuentran la forma de entrar en los pueblos para poder rescatar a las personas varadas. Pero sus esfuerzos se ven obstaculizados por la escasez de combustible y embarcaciones.
Los rusos confiscaron tres embarcaciones y además se produjeron bombardeos desde Oleshky. Los lugareños rescatados siguen esperando ser evacuados y recibir alimentos, agua y medicinas.
Según Yaroslav, los servicios rusos prestan ayuda de forma selectiva y, al menos en algunos casos, sólo a quienes tienen ciudadanía rusa.
«Es demoledor. Las casas inundadas se están resquebrajando literalmente. La comida y el agua potable se acaban», afirmó a EFE bajo condición de anonimato una residente de Oleshky, que ha acogido a una docena de vecinos rescatados.
Intentó llegar a un pueblo cercano para comprar comida, pero la carretera sigue anegada. Se está dejando llegar algo de ayuda a la ciudad, dice, pero es sólo una pequeña fracción de lo que se necesita allí. Los rusos han cerrado también la entrada a la ciudad.
«La gente está desesperada. Están convencidos de que todo el mundo se ha olvidado de ellos», afirma Iryna Nikolaenko, cuyos familiares fueron rescatados de su casa inundada pero permanecen en Oleshky.
Ante la aparente ausencia de un esfuerzo de rescate real por parte de las autoridades rusas, algunos voluntarios de la orilla controlada por Ucrania se atreven a llegar a Oleshky y evacuar a sus residentes en barcas.
Mykhailo Puryshev informó haber rescatado el viernes a cinco personas de sus casas inundadas en una incursión al otro lado del río en Jersón. Pero es poco probable que este esfuerzo adopte las dimensiones necesarias ante el riesgo constante de bombardeos y disparos por parte de las tropas rusas.
Unas 70 personas, de las que al menos una necesita insulina, permanecen desde hace cinco días en una pequeña colina rodeada por el agua en la localidad de Kardashynka, explicó a EFE Daria Kondratiuk, una voluntaria.
Otras dos fuentes entre los voluntarios dijeron a EFE que los militares rusos llegaron a la colina el viernes, dejaron allí a varios efectivos y se llevaron a cuatro lugareños. La población tiene miedo de ser deportada a Rusia. «La gente está harta de los rusos», resumió Kondratiu. EFE