Primicias24.com La Casa Blanca anunció este lunes que revisará los protocolos de información sobre el estado de salud de altos funcionarios tras la controversia generada por la hospitalización del secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd J. Austin III, quien no reveló que estaba recibiendo atención médica hasta días después.
«Espero que echemos un vistazo al proceso y al procedimiento. Aquí analizaremos las acciones que se tomaron y trataremos de ver si es necesario cambiar los procesos y procedimientos para que podamos aprender de esto», apuntó el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.
El pasado día 6, Austin informó que había sido cometido a «un procedimiento médico» y asumió la responsabilidad por no haber comunicado al público de forma más transparente esta situación. A la Casa Blanca, confirmó hoy Kirby, no se le informó hasta la tarde del jueves.
Según el Pentágono, el secretario de Defensa se sometió a un procedimiento médico el 22 de diciembre, regresó a casa un día después y el 1 de enero volvió al hospital a cuidados intensivos cuando comenzó a experimentar un dolor intenso.
«Estoy muy contento de estar mejorando y espero regresar pronto al Pentágono», expresó el sábado en el comunicado Austin, de 70 años, sin detallar su estado de salud ni el procedimiento al que fue sometido.
El secretario asumió también «toda la responsabilidad» por sus decisiones «sobre la divulgación» de la información y manifestó que entiende «las preocupaciones de los medios sobre la transparencia».
Preguntado por si el Gobierno de Joe Biden tomará acciones contra Austin por lo sucedido, Kirby rehúso contestar a esa pregunta y se limitó a decir que el «enfoque» de la Casa Blanca en este momento es apoyar a Austin hasta que se recupere por completo.
Varios miembros de los partidos republicano y demócrata han censurado la falta de transparencia con la que Austin mantuvo su estancia hospitalaria y han solicitado explicaciones tanto a la Casa Blanca como al Departamento de Defensa.
Ante esas críticas, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, defendió que la Administración ha priorizado la «transparencia» en todo momento, pero reconoció que se analizará lo sucedido para «aprender» de la experiencia.