Primicias24.com Maggie Smith, fallecida este viernes en un hospital de Londres a los 89 años, fue una actriz británica de implacable mirada y lengua afilada, que halló una renovada fama en su madurez y será muy recordada por sus papeles como la profesora Minerva McGonagall en ‘Harry Potter’ o la condesa Violet Crowley en ‘Downton Abbey’.
Margaret Natalie Smith nació el 28 de diciembre de 1934 en Ilford (este de Londres) y, pese a no tener antecedentes artísticos en la familia, empezó a labrarse una carrera como actriz tras formarse en la Sociedad de Arte Dramático de la universidad inglesa de Oxford.
Durante sus más de sesenta años de carrera, desarrolló a la perfección el arte de escenificar la elegancia, la frialdad y la soberbia inglesa y destacó por sus interpretaciones humorísticas de mujeres excéntricas y controladoras.
En su prolífico palmarés, Smith cuenta con dos premios Óscar, tres Globos de oro y siete premios BAFTA, incluido uno especial a su carrera, el mayor honor que otorga la Academia británica de cine y televisión.
En los años 50 debutó sobre las tablas en el Real Teatro Nacional británico con ‘Noche de Reyes’ de Shakespeare y dio el salto a la gran pantalla con la película ‘Ningún sitio a donde ir’ (1958) por la que obtuvo un premio BAFTA como mejor artista revelación.
Considerada un tesoro nacional en el Reino Unido, fue de las pocas actrices británicas que supo dar también el salto al otro lado del Atlántico y cosechó triunfos tanto en Broadway como en Hollywood, entre los que destacan su actuación de excéntrica profesora Jean Brodie en la ‘Plenitud de la señorita Brodie’, que le valió su primera estatuilla dorada en 1970.
Maggie Smith protagonizó su etapa profesional más activa en las décadas de los años 60 y 70 y se convirtió en una de las actrices británicas con mayor proyección gracias a aclamadas interpretaciones en películas como ‘Mujeres en Venecia’ (1967), ‘Viajes con mi tía’ (1972) y ‘California Suite’ por la que logró su segundo Óscar como actriz de reparto y el Globo de Oro en 1979.
Durante los años 70, Smith se convirtió en fija del Real Teatro Nacional londinense y encarnó a Desdémona en ‘Otelo’ o incursionó en el teatro de Ibsen con la versión de ‘Hedda Gabler’ dirigida por el sueco Ingmar Bergman, además de mostrar su vis cómica en la versión que el director italiano Franco Zefirelli hizo del clásico de Shakespeare ‘Mucho ruido y pocas nueces.
Con Zefirelli trabajó también en ‘Té con Mussolini’ (1999), que le supuso otro BAFTA.