Primicias24.com- Así como nos veía Pablo Morillo en 1816, de la misma manera y hasta peor,el imperio del mundo nos ve hoy.
Es por esto, que los últimos deben obtener la misma respuesta que obtuvieron los primeros.
Carta del Teniente General Pablo Morillo y Morillo al Rey Fernando VII, respecto a los venezolanos en 1816
El americano no quiere ser gobernado por nadie, a menos que sea jefe de su país; no obedece a ningún europeo, sobre todo si es español, o, si le obedece, no es sino aguardando la ocasión de sacudir el yugo.
Cada provincia de América quiere ser gobernada a su manera: Lo que es bueno para el virreinato de Santa Fe, no es conveniente para Venezuela, aunque sean limítrofes.
El habitante de Santa Fe se ha mostrado tímido; el de Venezuela, audaz, malvado y sanguinario. En el virreinato se escribe mucho, y los jueces están abrumados de trabajo; en Caracas, al contrario, se terminan las disputas por medio de la espada. De aquí la diversa clase de resistencia que hemos encontrado en los países; aunque en una cosa se parecen ambos, que es la disimulación y la perfidia.
Probablemente los habitantes del virreinato no nos habrían resistido con tanta obstinación si no hubieran estado ayudados por los venezolanos.
Por igual motivo ha sido que Cartagena se ha sostenido tanto tiempo contra nosotros. Al lado derecho de los márgenes del Magdalena han dado algunos combates; los que más se han distinguido en ellos han sido igualmente los venezolanos. La estéril provincia de Antioquia nos ha declarado una guerra a muerte por dos ocasiones, y han cerrado el paso de sus montañas: Los venezolanos han sido lo que a ello la han excitado.
Santa Fe ha tomado las resoluciones más desesperadas en virtud de las insinuaciones de los emisarios de Venezuela. En una palabra, todo en la lucha actual es obra de este maldito pueblo.
En su propio país es una horda feroz, y si se dirige bien, nos va dar que hacer por mucho tiempo, y será necesario sacrificar muchos soldados y muchos tesoros para reducirlo a la obediencia. A mi llegada a este país, a la cabeza de la expedición de S.M, me ha horrorizado el saber que cada acción perdida o ganada, costaba multitud de soldados. Persuadido de que la guerra de destrucción era la obra de dos partidos animados por la venganza, creí llegado el tiempo de emplear la clemencia que S.M., ha recomendado tanto; pero ¿Cuál ha sido el resultado de la dulzura? Nuevas revoluciones; nuevas perfidias han sido la continuación de la aparente pacificación, y si en algún tiempo se somete al virreinato, se puede estar persuadido de que no aguardará sino una ocasión favorable para sublevarse de nuevo, sobre todo si no se ha extinguido radicalmente el germen de la revolución en Venezuela
Carta del Teniente General Pablo Morillo y Morillo Comandante de la Expedición Española de Pacificación al Rey Fernando VII en marzo de 1816, desde su Cuartel General en Santa Fe de Bogotá, Nueva Granada.
Muestra indudable del espíritu combativo del Venezolano.
VENCER….!