La fusión entre los dos mayores prestamistas suizos, el colapsado Credit Suisse y UBS, ha tenido un impacto negativo en los inversores de bonos de alto riesgo, lo que podría provocar una caída en picado del mercado de financiación bancaria, al tiempo que amenaza con perjudicar a los responsables políticos occidentales que luchan contra la crisis, según informó este lunes Bloomberg, citando a expertos.
UBS acordó el domingo pasado adquirir a su rival, al borde de la insolvencia por la pérdida de confianza de inversores y clientes, por 3.000 millones de francos suizos (3.240 millones de dólares) en acciones. La operación, negociada por las autoridades suizas, iba acompañada de una garantía gubernamental de 9.000 millones de francos (9.710 millones de dólares) para cubrir las posibles pérdidas derivadas de los activos de Credit Suisse y 100.000 millones de francos (107.898 millones de dólares) de ayuda a la liquidez por parte del banco central suizo.
Sin embargo, como parte del acuerdo, el regulador del mercado financiero suizo, FINMA, ordenó a Credit Suisse reducir a cero unos 16.000 millones de francos suizos (17.240 millones de dólares) de sus bonos AT1, también conocidos como ‘convertibles contingentes’ o ‘CoCos’, con el objetivo de reforzar el capital del banco y resolver sus problemas de liquidez.
Normalmente, los AT1 suelen pertenecer a grandes inversores institucionales, así como fondos de cobertura, y están diseñados para soportar la mayor parte de las pérdidas durante una crisis. Tales bonos fueron emitidos tras la crisis financiera del 2008 para transferir el riesgo de quiebra bancaria a los inversores en bonos expuestos a amortizaciones en una situación crítica, en lugar de a los accionistas.