Primicias24.com Aún no había salido el sol abrasador de Panamá y el primer vuelo financiado por EE.UU. para devolver a migrantes que hayan cruzado la selva del Darién, la peligrosa selva fronteriza con Colombia, ya había despegado.
Así, bajo la humedad de la madrugada y los focos de las cámaras de televisión se materializó el millonario acuerdo entre Panamá y Estados Unidos que busca disuadir a los viajeros a fin de disminuir el flujo de ellos por esa selva, por la que este año han pasado más de 230.000 personas que se dirigen hacia Norteamérica.
El destino de este vuelo era la colorida ciudad Medellín, en las entrañas más ‘paisas’ de Colombia y que en la recta final del siglo pasado fue cuna del narcotráfico al que EE.UU. quiso erradicar. Una paradoja para ese grupo de casi 30 colombianos con “antecedentes penales”, según las autoridades panameñas.
Las mismas recalcan – constantemente- que en ese inmenso flujo migratorio por la selva se cuelan delincuentes y miembros de las organizaciones criminales más peligrosas del continente, como el Clan del Golfo (de origen colombiano) o la transnacional Tren de Aragua, que se originó en Venezuela.
“Un sujeto” de los deportados este martes “pertenece al Clan del Golfo, entendemos que es sicario (… y) tiene varios casos de homicidio en Colombia”, dijo el director del Servicio Nacional de Migración (SNM) panameño, Roger Mojica.
Las mismas autoridades panameñas resaltan que lo de (la selva del) Darién es una “crisis humanitaria”, pero que se debe frenar al convertirse en un “problema de seguridad”. Además, en las últimas semanas habían señalado que esas devoluciones en vuelos pagados por EE.UU. serían “voluntarias”.