La oposición al apoyo de EE.UU. a Israel se ha hecho un hueco en la convención demócrata en Chicago, encarnada en una treintena de delegados que decidieron no darle su voto a Kamala Harris, en un gesto simbólico con el que esperan llamar la atención de los votantes y la campaña.
Se identifican por su vestimenta. Llevan una kufiya palestina al cuello o un broche con las palabras «ni una bomba más».
El grupo, que se define a sí mismo como un movimiento «antibélico», se ha sentado ya a la mesa con el campaña de Harris para que se escuchen sus ideas y ha logrado convencer a más de 200 delegados de los más de 4.500 que votaron por la candidata demócrata a pronunciarse a favor de un cese al fuego permanente en la Franja de Gaza, según indicó uno de sus líderes, el activista Abbas Alawieh.
Sus peticiones: que el partido, y la candidata demócrata a la presidencia, se comprometan a conseguir un cese al fuego permanente en Gaza y a congelar el envío de armamento a Israel.
«Queremos que el foco sea la ofensiva situación actual: el hecho de que niños palestinos están siendo asesinados con armas estadounidenses y nuestro partido aún no se ha opuesto» a esta política, explica Alawieh en los pasillos del United Center, el estadio donde se celebra esta semana la convención.