Primicias24.com (Opinión) – “Aunque tengamos la evidencia de que hemos de vivir constantemente en la oscuridad y en las tinieblas, sin objeto y sin fin, hay que tener esperanza», Pio Baroja.
Los venezolanos vivimos quizás, las horas más menguadas de nuestra historia reciente. Todo pareciera indicar que no hay una salida viable a la grandísima crisis que atraviesa el país. Las dificultades económicas nos acorralan, la inversión de valores nos mantienen delirantes entre la degradación y el facilismo que parece haber sacado a la calle lo peor de casa.
Los componentes de ésta crisis sin duda tienen origen político, es allí donde se toman las grandes decisiones en la conducción de un país. Sin la voluntad política necesaria no hay forma de generar los cambios para que una nación ofrezca bienestar y progreso a sus habitantes.
Los últimos 20 años, Venezuela ha sido bombardeada sistemáticamente por un discurso divisionista y muy bien estructurado desde las mismas catacumbas del poder. Nos convirtieron en una sociedad donde se desconoce al adversario para convertirlo en enemigo, donde el objetivo no es vencer sino arrasar. Aniquilar a ese que disienta sin importar cuál sea el método. Muy bien lo decía Nicolás Maquiavelo, “el fin justifica los medios”.
Este discurso de odio, aderezado con el veneno de la segregación y discriminación -como arma letal de carácter político- ha removido los cimientos de nuestra sociedad. Discriminados quienes disienten del grupo que maneja el poder, discriminados de cualquier empleo con el estado, de cualquier beneficio social, de cualquier misión. Pero va más allá, ese mismo poder acorrala al que no quiera pensar igual hasta torcer sus derechos. También discrimina a quienes estan con el, lo convierte en ciudadano de segunda sorteando las mismas penurias de aquel que no está con el “proceso”, obligándole a ser leal para optar a dádivas que le permiten su precaria subsistencia. Toda la sociedad pierde, el futuro es incierto.
Es increíble, que casi 30 millones de venezolanos padeciendo al unísono las mismas vicisitudes, no entiendan que solo la conciencia social, la madurez ciudadana y la rectitud en las acciones son los únicas soluciones a esta agobiante etapa que hoy vivimos.
Esta crisis no tiene nombre ni apellido, es de todos, así como es de todos la tarea de encontrar salidas a la misma. Dejar solo en manos de los políticos la búsqueda de las mismas es una irresponsabilidad cívica, a fin de cuentas ellos son el reflejo de la sociedad que los elige como líderes. Nuestro trabajo es determinar el rumbo de la nación, por ello sigo manteniendo viva la esperanza en Venezuela.
Lo escrito en dicho artículo de opinión es exclusivamente responsabilidad de su autor.
Primicias24.com no se hace responsable por su contenido.