La Corte Internacional de Justicia intenta dirimir una controversia que Venezuela y Guyana no pudieron solventar desde el Acuerdo de Ginebra de 1966
“El Acuerdo de Ginebra es la única norma taxativa bilateral vigente, aplicable para dirimir, mediante negociaciones amistosas, la controversia territorial”, sostiene el Estado venezolano
Primicias24.com.- La controversia territorial por el Esequibo es un tema que ha tomado en los últimos meses mayor fuerza, tras las acciones de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) al declararse competente en diciembre de 2020 para determinar la validez del Laudo Arbitral de París dictado en 1899, considerado írrito y nulo por Venezuela.
En el ámbito de la opinión pública, se trata de un tema que va y viene del imaginario colectivo de los venezolanos, lo cual depende del interés que mantenga el Gobierno de turno por resolver el diferendo con la República Cooperativa de Guyana; aunque desde la juventud o estudios primarios los mapas del país mostraban en el extremo oriental una extensión de tierra con franjas diagonales y la inscripción: “Zona en Reclamación”.
Este reclamo se realizó en principio al imperio británico hace 180 años, cuando unilateralmente se confirieron más de 80.000 kilómetros cuadrados de tierra al oeste del cauce del río Esequibo, cuando su afluente debía delimitar la frontera entre el Reino Unido y la naciente Venezuela.
El Esequibo en la historia
En un breve resumen histórico, se debe recordar que los primeros pobladores de las tierras al este y oeste del Esequibo fueron tribus indígenas de las etnias Arawak y Caribe. Con las expediciones de conquistas del imperio español en el siglo XVI se atribuyeron su pertenencia, aunque sin la capacidad de poder explotar los recursos naturales por enfocarse en los lejanos virreinatos de Nueva España, Perú, Río de la Plata y Nueva Granada.
Es así como los holandeses invaden y despojan a España de la región a principios del siglo XVII, administrándola por 200 años y construyendo algunos pueblos y caseríos. Aunque el auge del imperio británico obligó a los neerlandeses a ceder el territorio guyanés en 1814.
Durante la época de la emancipación americana y la creación de la Gran Colombia, por el libertador Simón Bolívar, se entendía como límite geográfico entre la naciente República y el Reino Unido el mencionado cauce Esequibo. Sin embargo, un creciente rumor de yacimientos auríferos en el margen oeste del río llevó al explorador británico Robert Schomburgk anexionar en favor de su país miles de kilómetros cuadrados con la tristemente célebre “Línea Schomburgk”, hecho ocurrido en 1840.
Desde entonces Venezuela, ya separada de la Gran Colombia, inició el reclamo por el despojo de la “Guayana Esequiba”. Para ello, recurrió a la emergente potencia mundial: Estados Unidos. Los norteamericanos promovieron las gestiones para acabar con el diferendo, por lo que firmaron en febrero de 1897 el Tratado Arbitral de Washington D.C., por el cual se comprometían a resolver, en representación de Venezuela, el problema limítrofe mediante un arbitraje internacional.
Es así como ocurre el acontecimiento histórico del Laudo Arbitral de París, donde dos jueces estadounidenses, dos ingleses y el presidente de los juristas de origen ruso, dictaron la validez de la línea Schomburgk, negando a Venezuela el principio del ‘utis possidetis juris’, que en el Derecho Internacional garantiza a los Estados poder administrar territorios que históricamente les pertenecen.
Acuerdo de Ginebra y 50 años de inacción
Para en 1949, el supuesto hallazgo de unos papeles que comprometían la imparcialidad del jurista ruso Friedrich Martens produjo una denuncia desde Caracas por el fallo, ante las Naciones Unidas (ONU).
De esa manera, el decadente imperio británico firmó en 1966 el pacto conocido como Acuerdo de Ginebra, por el que se comprometían a encontrar una solución pactada para la disputa, y en el caso de que Guyana lograra su independencia debía resolverlo en mutuo acuerdo con Venezuela, bajo los auspicios del secretario general de la ONU.
Desde esa fecha se crearon dos comisiones mixtas que se reunían regularmente en ambos países para llegar a un acuerdo consensuado bajo el denominado Protocolo de Puerto España. Las gestiones finalizaron a principios de los años 70 sin avances.
En los siguientes 45 años la problemática territorial quedó casi congelada por las partes; al contrario de ello, en los últimos 20 años los Gobiernos de Hugo Chávez disminuyeron la controversia e incluso llamó a Georgetown como un aliado geoestratégico en foros internacionales contra el imperialismo norteamericano.
Táctica y estrategia de Guyana
Con la llegada al poder de Nicolás Maduro, tras la muerte repentina de Hugo Chávez en 2013, Venezuela comenzó un período de crisis económica, social, política e institucional, que fue aprovechado por el Gobierno de Guyana para planear detalladamente sus acciones y hacerse con la Guayana Esequiba.
Es así como en 2018, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, con la promoción de Guyana, decide enviar la CIJ el diferendo territorial, para que la corte dictamine en poco tiempo lo que las dos naciones no pudieron acordar en los últimos 50 años.
Esto generó el reclamo enérgico de Caracas, pero la CIJ asumió el contencioso. De esa manera, el 18 de diciembre de 2020 se pronunciaron los jueces internacionales atribuyéndose competencia para legislar en la materia territorial.
READ HERE: the summary of the #ICJ Judgment on the question of its jurisdiction in the case concerning the Arbitral Award of 3 October 1899 (#Guyana v. #Venezuela) https://t.co/Lap3Uw7KEb pic.twitter.com/Snsg3XG6vk
— CIJ_ICJ (@CIJ_ICJ) December 18, 2020
Defensa de Venezuela
Desde el primer momento Venezuela desconoció la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia ante la demanda unilateral de Guyana y reafirmó su apego al Acuerdo de Ginebra.
“El Acuerdo de Ginebra es la única norma taxativa bilateral vigente, aplicable para dirimir, mediante negociaciones amistosas, la controversia territorial. Lo anterior niega la vía judicial, incapaz de alcanzar el arreglo práctico y satisfactorio que este Tratado impone a ambas partes. En ese sentido, Venezuela ha estado y está dispuesta a entregarse a dichas negociaciones amistosas para alcanzar un arreglo mutuamente satisfactorio”, suscribe un comunicado de la Cancillería con fecha del 18 de diciembre de 2020.
Además, la nación se niega a participar en el proceso jurídico de manera presencial, por lo que solo es un “acompañante de cortesía”. Esta táctica ha valido la crítica de varios expertos y letrados venezolanos al argüir que la verdad histórica pertenece al país y que existen elementos suficientes para defender y ganar el proceso en la CIJ.
“Aunque Venezuela ha desconocido la jurisdicción de la CIJ para juzgar la materia, señalando su carencia de idoneidad para conocer de forma y fondo la controversia, y menos para dirimirla, no podemos permitir que se desarrolle el pretendido juicio en nuestra ausencia. Jurídicamente podrían manejar el argumento de nuestra no comparecencia, lo que daría lugar a la sentencia en ausencia y eso resultaría contrario a la causa que alegamos”, expresó el reconocido historiador Omar Hurtado.
Por el contrario, las gestiones del Estado se han centrado en la opinión pública para dirimir las marcadas discrepancias políticas y centrarlas en la unión de los venezolanos entorno a la recuperación del Esequibo.
También, el parlamento creó la Comisión Especial para la Defensa del Territorio de la Guayana Esequiba y la Soberanía Territorial. La cual consultó a diversos sectores de la vida nacional (académico, universitario, sociológico, económico, militar, cultural e histórico) para recopilar las ideas sobre el tema y presentarlas ante el poder Ejecutivo y trazar una línea de ruta para la defensa integral.
Por los momentos, las dos acciones más relevantes de dicha Comisión es una propuesta de reforma Constitucional sobre los conceptos de espacio geográfico, territorio y soberanía ante el diferendo. Además, proponen crear una Ley Orgánica Constitucional para establecer el territorio federal Esequibo; ideas que surgen de las 100 propuestas presentadas en febrero de 2021 ante el plenario de la Asamblea Nacional.
También, fue aprobado un Glosario de términos considerado como “un primer aporte con mucho respeto académico desde la AN, al debate nacional que debe darse por la defensa de nuestro territorio, cumpliendo con las obligaciones que nos fueron encomendadas”, afirma el presidente de la Comisión legislativa, diputado Hermann Escarrá.
Recursos energéticos en la fachada atlántica
A principios de 2015 la compañía petrolera estadounidense Exxon Mobil realizó el hallazgo de nuevos pozos en las aguas frente a la desembocadura del Esequibo. De inmediato Guyana se perfiló como el nuevo boom petrolero de la región, por lo que ofreció concesiones a la transnacional para que explorara posibles yacimientos en las aguas atlánticas.
Sin embargo, esto lo hizo sin la avenencia de Venezuela, y comenzó a agitar la idea entre su población y en organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA), Comunidad del Caribe (CARICOM) y la misma ONU, que las reservas hasta ahora probadas en unos cinco mil millones de barriles estaban dentro de su plataforma continental.
Para algunos pensadores, políticos e internacionalistas venezolanos, las acciones de Guyana se resumen al interés de explotación petrolera y de iniciar una nueva era extractivista que apalanque su economía casi agraria.
¿Qué significa la Guayana Esequiba para Venezuela?
En lo práctico, el geógrafo de la Universidad de Los Andes Reybert Carrillo, sostiene que la nación contaría con casi 300 nuevos kilómetros de costa y más de 40 kilómetros de aguas oceánicas, que jugaría a favor de elementos como la recaudación aduanera por libre tránsito marítimo, la actividad pesquera, ejercicios militares con miras a la geopolítica, la seguridad y la defensa internacional, el esparcimiento turístico, el fortalecimiento de los intercambios comerciales con Europa y África, el desarrollo científico, y otros ejes que pudieran acrecentar las riquezas de la nación.
“Que Venezuela amplíe su jurisdicción sobre el Escudo Guayanés sería argumento suficiente para establecer nuevas Abrae (áreas bajo régimen de administración especial) que permitan potenciar el turismo contemplativo y, al mismo tiempo, proteger ecosistemas para sustentar al carácter megadiverso con el que se califica a Venezuela”, sostiene.
Existe un lema entre los componentes militares de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que es usado mayormente en actos oficiales y en algunos con carácter proselitista: “El Sol de Venezuela nace en el Esequibo”.
Esta frase incluye a la Guayana Esequiba como parte integral del territorio venezolano, por lo que es indispensable preservar la soberanía lacustre, aérea y territorial de la zona. En tal sentido, la Constitución suscribe que dicha soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, y es precisamente en este nivel primigenio que los venezolanos deben hacer valer la pertenencia del territorio Esequibo.