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Javier Rovira: Militarismo y Autoritarismo en América Latina según Ignacio Sotelo y el caso Marcos Pérez Jiménez

Rovira nos presenta en esta oportunidad un escrito donde trabaja las tesis del Sociólogo Europeo I Sotelo respecto al militarismo en América latina y el sujeto histórico protagonista del articulo es el General Marcos Pérez Jiménez y su periodo

Primicias24.com(Opinión)- Continuando la seria de artículos y ensayos sobre militarismo/autoritarismo/ pretorianismo y estado cuartel el historiador, periodista y consultor político nos presenta en esta oportunidad un escrito donde trabaja las tesis del Sociólogo Europeo I Sotelo respecto al militarismo en América latina y el sujeto histórico protagonista del articulo es el General Marcos Pérez Jiménez y su periodo.

Para comprender el modelo autoritario-militar de Pérez Jiménez es necesario remitirnos a lo escrito y referido por el Academico y Sociólogo Español Ignacio Sotelo al fenómeno autoritario coligado, desde nuestro enfoque, al tipo de militarismo característico que se dio en América Latina. En el libro América Latina: Un ensayo de interpretación, publicado en el año 1980, Sotelo reseñó y seleccionó ensayos en torno a los temas de las crisis de la Sociología modernizadora, la dependencia o el militarismo temas que contribuyen a esclarecer la realidad de nuestra América Latina.

Sotelo expresa que “El militarismo en América latina no es un fenómeno extraño, accidental, a la realidad política de la región, sino que constituye su constante más significativa”(Sotelo, 1977: 65). Durante el siglo XX el militarismo como modelo político-autoritario se instituyo como una constante histórica. En muchos casos: “El arribo de los generales a la cúspide del poder, no es una excepción siempre repetida, sino que constituye más bien el meollo, el punto crucial de la política de la región” (1977: 68). 

El caso de Pérez Jiménez, aun cuando no era General para el momento, antes de ascender al poder, refuerza la constante histórica del militarismo político en sentido nato, máxime si su modelo político-autoritario se instituyo en un modelo de gobierno de facto. 

De manera que para Sotelo: “Entendemos por militarismo el predominio de los militares sobre las instituciones civiles que prevé la constitución, debido al empleo, o amenaza de empleo, de la fuerza, para ocupar directamente el poder o influir en él. El militarismo, así definido, no deja de ser, según los condicionamientos históricos, un fenómeno harto complejo, que presenta multitud de caras y aspectos.”(68).

De acuerdo a esta definición básica el gobierno autoritario posee condicionamientos históricos característicos de éste, por tanto, se inscribe en el militarismo como forma de predominio y de acceso al poder político. Pérez Jiménez y su gobierno es militarista de por sí. 

De hecho, la intervención militar abocada hacia los ámbitos del poder político se tornó en una constante histórica en América Latina, y este periodo de Venezuela no escapa a estos condicionamientos de la historia. Claro no siempre fue a través de las manos del generalato; pues es un“Fenómeno tan expandido y arraigado en América Latina,…y no puede ser aprehendido en sus características esenciales, en base a un estudio restringido a un país o una época”(68). Es la visión comparativa, en ocasiones, la que brinda los aportes esenciales para abordar este complejo fenómeno instituido en América. 

Siendo el militarismo un “fenómeno tan expandido y arraigado” en nuestro continente, es menester que éste sea aprehendido a través de los estudios comparativos de los periodos americanos, dado que los periodos autoritarios, a menudo, se acompañan de procesos militaristas totalitaristas acentuados más o menos según el contexto situado. 

Para Sotelo existen 3 tipos fundamentales de militarismo básico: 1. El caudillismo militar conocido en el pasado histórico de muchas regiones de América latina. 2. El militarismo tradicional que es la reacción oligárquica de grupos cerrados a los desequilibrios que lleva consigo el “desarrollo hacia fuera”, a la final es la toma del poder por la fuerza activa de los componentes castrenses para favorecer al mercado de intereses internacional o de otros gobiernos externos al que es intervenido, éste es colonialista en algunos casos. 3. El golpe militar de la clase media al servicio de una política de reformas estructurales, pero coherentes con los intereses de las clases medias, cada vez más ligados a las oligarquías”(65-66). De estos tres, el último es el más difundido en la reciente historia americana. 

Si se consideran los militarismos básicos apuntados por Sotelo puede notarse que lo ocurrido en Venezuela no fue un golpe militar en sí, más bien se aproxima a un militarismo tradicional en algunos aspectos, aunque ciertamente el pérezjimenismo es una condición de gobierno con rasgos propios. Él sostuvo relaciones estrechas con el empresariado venezolano y el sector de la construcción de obras; aparte de implementar medidas y reformas estructurales ligadas a los intereses de las cerradas oligarquías en torno a su figura central del proceso castrense impuesto desde 1950.

Es importante apuntar que de acuerdo a Sotelo “El militarismo es la consecuencia necesaria del vacío político que se produce tras la rápida y violenta destrucción de las instituciones coloniales”(1977: 73). Ciertamente la eliminación o decaimiento de esta clase de instituciones en América Latina, a menudo, dejaron un fenómeno de vacío; con lo cual se le daba paso a las instituciones militares a través del fenómeno del caudillismo que a modo de constante histórica se constituyó en las regiones de AL. 

Destaca que se produjeron vacíos a raíz de las ausencias y desapariciones de las autoridades institucionales coloniales, provocando la injerencia directa de gobiernos de carácter militar y sentando las bases del militarismo de acuerdo al análisis de Sotelo.

Este sociólogo es uno de los pioneros en el estudio de los militarismos en América Latina quien no ha perdido vigencia desde 1977 cuando fue publicado su ensayo. Sotelo aporta premisas analíticas puntuales al surgimiento de procesos militares que de un modo u otro involucran características al ejercicio militar de Pérez Jiménez. 

Por ejemplo, él asegura que la profesionalización de los ejércitos trajo consigo:

“De tres tareas se encarga el ejército profesional: a) Centrifugar la apropiación real del territorio nacional, construcción de caminos y vías de comunicación, por razones económicas, pero también estratégicas, mantenimiento en guarniciones de lugares apartados…estudios geográficos y cartográficos de las regiones inexploradas. En Chile y Argentina el ejército expande las fronteras reales…b) crear una conciencia nacional entre una población racial, social en extremo heterogénea. El ejército se constituye en el “la escuela de la nación”. El servicio militar obligatorio que inaugura Chile en 1900 y que siguen en Perúy Argentina en 1901, Ecuador en 1902… El ejército se encarga de educar a las masas populares en la conciencia de pertenecer a una <patria> determinada. c) garantizar la <paz interna>. Francisco García Calderón vio perfectamente que el objetivo de la modernización radica en <transformar un ejército dócil a la ambición de las fracciones en un poder que conservará la paz interna>. Cierto, el mantenimiento de la paz significó oponerse a las fuerzas locales disolventes heredadas del caudillismo”. (82-83).

De estas tres tareas-objetivos, el ejercicio político del dictador andino cumple cuasi a cabalidad con todas las citadas, quizás la segunda de ellas es la más cuestionable en cuanto a su realización, pero las transformaciones llevadas a cabo instauraron una forma de gobierno “protectora del territorio” y que resguarda la seguridad nacional construyendo vías de comunicación y modernizando aún más los componentes de las FFAA con el propósito de mantener la “paz social interna” venezolana. 

Luego Sotelo asevera: “El nacionalismo que importa el Ejército, lejos de cuestionar, afianza la dependencia externa. Modernizar el ejército, ponerlo a la altura de los tiempos, exige la ayuda de misiones extranjeras, que, además de armamentos y principios de organización, aportan el nacionalismo que viven en sus propios países, es decir, la ideología integradora de la burguesía dominante. A principios del siglo XX actúan misiones alemanas en Chile y Argentina, franceses en Perú y Ecuador; en Bolivia reside una misión oficial francesa y otra alemana…en el Caribe y en América central, la influencia militar dominante es la norteamericana. “(83).

Es incuestionable que uno de los aportes doctrinarios del Nuevo Ideal Nacional de MPJ es un nacionalismo con bases ideológicas que lo defienden de factores internos y externos; surte a las Fuerzas Armadas de equipamientos y formas de organización que tenían por objeto modernizar a los componentes de las Fuerzas Armadas; y sin dejar de lado los intereses de las oligarquías y élites empresariales de ese periodo.

Él también acude a asesores, misiones y organizaciones internacionales con tal de asegurase una eficacia gerencial en lo político-social apoyada en un régimen fuertemente autoritario que le permitían perpetuarse en el poder presidencial de esa década. 

Por otra parte, Venezuela al formar parte del Caribe, también es objeto de la sólida influencia militar de los Estados Unidos permitida por gobernantes como éste, lo que será corroborado en la extensión de este trabajo. 

Otra premisa expresada: “La modernización del ejército se inscribe en el proceso de integración de la América Latina en el mercado capitalista internacional y sirve concienzudamente a este proceso”(83). La Venezuela de Pérez Jiménez se insertó en mayor medida que éste se empoderó y entronizó en el poder político; siempre que sea entendida desde la visión geopolítica como pieza del ajedrez del capitalismo de mercado que giraba en torno conscientemente a los intereses elitescos de los EEUU.

Cabe resaltar que “La profesionalización del ejército no supuso el fin del militarismo, sino, por el contrario, creo la condición mínima indispensable para que apareciera, si por tal entendemos la intervención de las Fuerzas Armadas en la vida política del país, en cuanto institución, lo que implica que éstas hayan alcanzado un determinado grado de institucionalización y de profesionalización”(Sotelo, 1977: 85).

Sotelo asevera que para que un ejercicio del poder sea militarista necesita reunir 4 características fundamentales: 

“Cuatro características parecen propias de este primer tipo de militarismo: a) El Ejercito se considera el árbitro y garante del orden establecido…b) El ejército interviene en cuanto a institución, es el mando central el que decide el golpe, manteniendo la cohesión, jerarquía y disciplina institucional. C) La intervención militar se justifica por un programa de regeneración nacional, en el que se identifican los intereses nacionales con los oligárquicos. d) La detención del poder por el ejército se considera excepcional, contraria a las normas institucionales y por tanto solo se justifica por un tiempo determinado…para restablecer la paz y el orden público.”(86)

En nuestro análisis consideramos que de las cuatro características mencionadas por el autor, el Estado-cuartel de Pérez Jiménez reúne tres de éstas, es fundamental para nuestro estudio establecer a su gobierno se inscribe dentro del orden y carácter militarista en la medida que éste pretendía atornillarse en el ejercicio de facto de la presidencia venezolana.

Venezuela necesita “orden y progreso”, y el Estado garante de Pérez Jiménez aseguraba que el orden establecido fuese el estado ideal dentro de cuerpo doctrinario de pensamiento plasmado en el NIN. 

Su intervención militar fue justificada muchas veces en sus discursos y alocuciones oficiales, debido a que deben resguardarse los intereses de la nación y la tradición histórica militarista que la había perfilado; lo oculto de sus motivos discursivos era la identificación de las motivaciones procedentes de una oligarquía elitista engranada también a los intereses del mercado mundial de los años ’50. 

El país como nación necesitaba cohesión, jerarquía y disciplina institucional y quien mejor que la figura castrense de este andino encarnaba; era el hombre fuerte y el sujeto de temple quien validaba mediante cada una de sus facetas la tesis del Gendarme Necesario (Vallenila Lanz) en toda su extensión histórica. He aquí otro de los rasgos válidos para Sotelo que justifican este tipo de militarismo determinado en su texto. 

Javier Rovira. 

Lo escrito en  dicho artículo de opinión es exclusivamente responsabilidad de su autor. Primicias24.com no se hace responsable por su contenido.

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