Primicias24.com- Luego de las revueltas en Chile contra las políticas neoliberales de Sebastián Piñera, el gobierno que encabeza el mandatario canceló dos cumbres poco trascendentales para el país desde el punto de vista geopolítico.
Los 21 miembros del Foro Cuenca del Pacífico (APEC) y los participantes de la cumbre del Cambio Climático (COP25), se quedaron sin sede temporal. Para el analista Alfredo Jalife-Rahme, la APEC no tenía mayor relevancia para Chile, lo “importante de la cumbre era la esperada reunión entre los presidente Vladimir Putin de Rusia, Xi Jinping de China y Donald Trump de Estados Unidos.
Eso se reflejó en la mediática internacional, cuando la opinión pública dio mayor relevancia a la cancelación de la reunión entre Trump y Xi Jinping, la cual tenía como objetivo firmar la primera fase de un nuevo acuerdo comercial; más allá de los acuerdos o declaraciones que podrían haberse tratado dentro de la APEC.
La cancelación de la cumbre de la APEC no inmutó tampoco a Trump ni a Xi. Actualmente, ambos buscan un nuevo lugar de encuentro para firmar la «fase uno», mientras las negociaciones prosiguen al ritmo acordado.
Jalife-Rahme, consideró que la APEC “no sirve para nada”, porque es una instancia eclipsada por el bloque económico de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés) integrado por 16 países y encabezado por Australia.
El también periodista y conferencista mexicano, prosigue en su artículo criticando la postura neoliberal de los gobiernos regionales. Además, destacó la nueva geopolítica mundial que pareciera estar formándose en el planeta:
“Pareciera que a Trump, después del anuncio triunfal de haber liquidado al califa yihadista Baghdadi, le urge más el acuerdo comercial que a China, cuyos negociadores mostraron manejar mejor sus tiempos que el autor del simplista libro El arte de la negociación, Donald Trump.
Tampoco Trump asistirá a la Cumbre Asia Oriental, a celebrarse en Tailandia del 3 al 4 de noviembre y adonde enviará una representación de segunda categoría.
Lamentablemente, la agónica Alianza del Pacífico de cuatro despistados países latinoamericanos cautivó a un sinfín de cándidos mediante su tóxica propaganda. La moribunda alianza fue iniciativa por el entonces presidente del Perú, Alan García, quien se suicidó en fechas recientes.
En el mundo se operan profundos cambios tectónicos de la vieja geopolítica unipolar y su pernicioso modelo neoliberal y se gesta un nuevo reacomodo de los países de acuerdo con la tripolaridad en ciernes de EEUU/Rusia/China. Este nuevo modelo se detecta con sus giros tangibles en Latinoamérica, donde el cataclísmico modelo pinochetista neoliberal ha fenecido e, incluso, se pudiera afirmar que tardó demasiado en explotar.
Se pudiera argumentar que el inicio del nuevo latinoamericanismo de carácter antineoliberal inició en forma pacífica el 1 de julio de 2018, con el advenimiento del presidente antineoliberal confeso López Obrador.
Las miserias de toda índole, en particular las económicas y financieras en Latinoamérica, son muy similares: desde México pasando por Chile hasta Argentina. Solamente bastaba medir el índice Gini, que versa sobre la disparidad de pudientes y miserables, para percatarse de ello.
A final de cuentas, el modelo globalista neoliberal fue impuesto por la dupla anglosajona de EEUU/Reino Unido y sus modelos monetaristas friedmanitas del reaganomics/thatcherismo que perduraron en el crepúsculo de la guerra fría y posteriormente al colapso de la URSS.
Hoy, en una nueva era geopolítica global, acoplada al «fin de la hegemonía de Occidente» (presidente francés Emmanuel Macron dixit), el thatcherismo/reaganomics cedió su lugar al «nacionalismo económico» simbiótico del Brexit/trumpismo. Esto se refleja con mayor ahínco en Latinoamérica, cuya mayoría de países fue su apéndice colonializado mediante la imposición del decálogo del Consenso de Washington: prolongación de la Doctrina Monroe de 1823.
El modelo neoliberal argentino no cae por consideraciones políticas, sino por su nefaria MACRI-economía, donde su adicto presidente, que pretendía perdurar una generación con su «nueva derecha», a duras penas pudo concluir cuatro crueles años en el tercer país más importante de Latinoamérica con el retorno del peronismo: un conglomerado heteróclito de conceptos no pocas veces disímbolo, bajo la batuta de Alberto Fernández y de la hoy vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
En cuatro años de la «nueva derecha», un vulgar disfraz del neoliberalismo a ultranza que benefició a los fondos buitre de Wall Street, la MACRI-economía empeoró la situación argentina, lo que obligó a su octava crisis de impago con un «rescate» del FMI por 57.000 millones de dólares que ha abultado aún más su deuda agudizada por una brutal devaluación: hoy la cotización del peso argentino es de 60 por un dólar, prácticamente cuatro veces más que al inicio de la catastrófica MACRI-economía.
Los cataclismos financieros y económicos conllevan a profundos castigos socio-políticos en las urnas, el caso argentino, o a incontrolables disturbios pirotécnicos, el caso chileno: dependiendo de los agravios acumulados por las poblaciones derrelictas”.