Primicias24.com- Un grupo de cuatro senadores estadounidenses, pertenecientes a los partidos demócrata y republicano, emitió una declaración que aboga por un cambio en la política de la Casa Blanca hacia Venezuela. El pronunciamiento propone el restablecimiento de las sanciones petroleras y representa el abandono de la estrategia electoral adoptada por la administración Biden.
Los firmantes, Marco Rubio, Dick Durbin, Bill Cassidy y Ben Cardin, argumentan que “las instituciones de Venezuela son actualmente incapaces, por diseño, de celebrar elecciones libres, justas y democráticas” y solicitan que se desconozca a “cualquier ganador” de las votaciones del 28 de julio.
Por otro lado, el senador republicano Ted Cruz expresó a Newsweek que la administración Biden debería buscar el derrocamiento del presidente venezolano, como medida para prevenir un aumento de la inmigración. Cruz critica la política de “apaciguamiento” de Biden, que ha sustituido “el uso agresivo de sanciones”.
LA CASA BLANCA
La estrategia electoral adoptada por la administración Biden se basa en una evaluación crítica de la viabilidad de un derrocamiento de Nicolás Maduro, una opción que se debilitó tras el fracaso del intento anterior durante la administración Trump. Esta realidad ha obligado a adoptar un enfoque diferente, al menos de manera temporal, ya que las condiciones para lograr ese objetivo no están presentes en el corto plazo.
Además, se debe considerar el panorama global de conflictos en regiones como Europa y el Medio Oriente. Estas situaciones han generado una creciente necesidad de asegurar el suministro de gas y petróleo al mercado internacional. En este contexto, Venezuela, un país productor de petróleo, desempeña un papel importante como proveedor.
Por último, la Casa Blanca ha tenido en cuenta los efectos perjudiciales de las sanciones sobre la economía venezolana, lo que ha exacerbado los problemas sociales y ha impulsado una ola migratoria.
INTELIGENCIA
En el contexto de la nueva política adoptada por la Casa Blanca hacia Venezuela, se ha hecho público un pronóstico emitido por la comunidad de inteligencia estadounidense que indica que Nicolás Maduro “conservará un sólido control del poder” y que “es poco probable que pierda las elecciones presidenciales de 2024”. El informe señala que la oposición venezolana “a menudo ha estado dividida” y ocupa “pocas posiciones públicas de influencia”.
La conclusión de la Oficina del Director Nacional de Inteligencia se alinea con los planes estratégicos de Washington, que contemplan como opciones viables tanto la continuidad de Maduro como una alternancia negociada con sectores moderados de la oposición.
BARBADOS
Barbados, más que una lista de pasos a dar, es el nombre de una política. En su nueva estrategia, la Casa Blanca ha dado prioridad a la estabilidad de Venezuela, con el objetivo de asegurar suministros petroleros y, al mismo tiempo, modificar las condiciones internas que impulsan la migración. Los planes de un cambio político abrupto, en términos de “caída y mesa limpia”, han sido pospuestos hasta que las circunstancias los hagan viables sin poner en riesgo los objetivos señalados.
Las conversaciones en Doha y el Acuerdo de Barbados han servido como mecanismos para formalizar esta política frente a las diversas corrientes en Washington. En términos generales, los diferentes componentes que respaldan esta estrategia electoral se han ido implementando gradualmente.
SUSTITUTO
El tema de las inhabilitaciones ha generado cierta confusión; sin embargo, la Casa Blanca está consciente de que el acuerdo de Barbados no incluye la habilitación de María Corina Machado y que existe un compromiso de aceptar la decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
Lo más probable es que la administración Biden cumpla con lo acordado y se mantenga en el camino electoral, en contraposición a las propuestas de los senadores Rubio o Cruz. Hasta el momento, los voceros de la Casa Blanca se han limitado a expresar “preocupaciones”, aunque mantienen la presión diplomática.
Si la estrategia de Estados Unidos sigue enfocada en la vía electoral y se mantiene el compromiso de aceptar la decisión del TSJ, podríamos vislumbrar un escenario electoral en el que Nicolás Maduro compita de manera reñida con un candidato sustituto de la oposición moderada. Las soluciones simples no tienen cabida en la situación actual y los enfoques matizados son más poderosos que las estrategias de ruptura.