Entre sus trabajos más destacados están los murales El Dorado y Mural horizontal y la serie escultórica Recuerdo de Machu-Picchu
Primicias24.com- Eduardo Ramírez Villamizar, reconocido pintor y escultor de origen colombiano, nace el 27 de agosto de 1922 en el seno de una familia humilde y criado en la capital departamental Cúcuta.
Fue pionero del arte abstracto y minimalista en su país y su obra tuvo un impacto continental. Ocupó el primer lugar del Salón Nacional de Artistas de Colombia en 1959, 1962, 1964 y 1966.
Entre sus trabajos más destacados están los murales El Dorado y Mural horizontal, la serie escultórica Recuerdo de Machu-Picchu y sus instalaciones escultóricas monumentales en el espacio público, como 16 torres o Nave espacial.
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Su travesía por el mundo artístico comenzó en 1940 cuando se matriculó en la Universidad Nacional de Bogotá, pero en 1944 cambió de carrera e ingresó a Arte y Decoración y un año más tarde participó en su primera exposición colectiva.
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Durante esta década realizó la mayoría de sus acuarelas y en 1944 participó con obras elaboradas en esa técnica en su primera exposición colectiva. En 1946 abandonó la acuarela y comenzó a trabajar sobre todo con pintura al óleo.
En 1947 la Universidad del Cauca de Popayán lo invitó a trabajar por siete meses con Edgar Negret. Este le presentó las vanguardias europeas, que había conocido gracias a su colega vasco Jorge Oteiza, quien había ido a Popayán a fundar la Escuela Departamental de Cerámica.
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Durante esta etapa su pintura fue figurativa y expresionista, y estuvo marcada por los trabajos de Edvard Munch, Vincent Van Gogh, Georges Rouault y Rufino Tamayo. Realizó obras como Calvario, Lucha de Jacob con el Ángel, Adán, Niño flautista y Girasoles.
En 1956 el Museo de Arte Moderno de Nueva York adquirió su escultura The black and white painting y en 1958 recibió un premio Guggenheim. El mismo año realizó para la sede del Banco de Bogotá el mural El Dorado.
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Se trata de un momento clave en su producción artística y también de una obra relevante del arte colombiano por sus dimensiones, por sus alusiones precolombinas (como el uso del pigmento dorado), y por sus ritmos abstractos, inusuales en las obras públicas colombianas.
Con pocas excepciones, solo usó colores primarios y ‘no colores’ (negro y blanco). A su vez, los materiales fueron secundarios o accesorios y trabajó con madera, plástico, cartón, mármol, acero o aluminio, según las circunstancias geográficas o las posibilidades económicas.
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En las décadas de 1940 y 1950 realizó sobre todo pinturas que evidencian el paso de la figura a la abstracción, del expresionismo a la geometría y del color al plano.
En los años 1960 diversificó sus materiales y se concentró en los murales y relieves, pero en los años 1970 y 1980, ya en su madurez artística, realizó grandes obras monumentales con torres y esculturas inclinadas y horizontales, así como grandes estructuras de hierro.
Varias de sus obras se encuentran en parques, plazas y alamedas de diferentes ciudades.
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