Primicias24.com Brasil, Indonesia, Afganistán, Kenia…, distintas partes del planeta sufren desde hace días lluvias torrenciales e inundaciones que dejan centenares de muertos y cientos de miles de desplazados y que, según han explicado a EFE expertos ambientales, se ven agravadas por el mismo factor: el cambio climático.
Sólo en el sur de Brasil han dejado cerca de 150 muertos, 130 desaparecidos y más de dos millones de damnificados, además de provocar el desplazamiento forzoso de más de 600.000 personas, aunque no son pocos las que han preferido no abandonar sus hogares y atrincherarse en las plantas superiores, pese a la amenaza de acabar engullidos por la subida de las aguas.
El centro histórico de Porto Alegre, capital regional del estado de Rio Grande do Sul, está inundado desde hace once días tras la crecida del río Guaíba y se cree que la vuelta a la normalidad podría demorarse semanas, mientras que otras poblaciones brasileñas corren el riesgo de pasar por lo mismo pese a tomar medidas como el refuerzo de diques o la instalación de bombas de agua en los canales para drenar el exceso hídrico.
Agravante
La responsable de clima y energía de WWF España, Mar Asunción, ha explicado que no se puede ligar «episodios concretos» como el de Brasil exclusivamente al cambio climático porque «en los siniestros naturales influyen otras características locales”, como la deforestación y la degradación de ecosistemas, e incluso internacionales, como el calentamiento del océano Pacífico oriental ecuatorial conocido como El Niño.
Sin embargo, «lo que hace el cambio climático, y está ya más que demostrado, es convertirlos en tendencia al aumentar la frecuencia e intensidad de estos episodios extremos y esto es lo que estamos viendo” en distintas partes del planeta donde, al ser más repetitivos, su impacto es «en consecuencia mayor».
El investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas Fernando Valladares ha añadido que estos sucesos se deben principalmente a que los océanos ya no son capaces de almacenar el calor que llega y produce la Tierra y su intercambio con la atmósfera, lo que favorece fenómenos meteorológicos globales «que están por encima de los modelos habituales y las predicciones científicas».
Se trata de auténticas «bombas de calor que ya avisaron el pasado año» y que en el actual ejercicio se suman a otras circunstancias como las erupciones volcánicas y «no es un problema que se pueda arreglar en un día», ya que «se trata de una etapa más prolongada que afecta especialmente a zonas ecuatoriales y tropicales».
En África y Asia
En Kenia, las inundaciones han dejado estos días cerca de 300 fallecidos, 75 desaparecidos y 190 heridos, a los que hay que sumar unos 285.000 damnificados, según datos de su Ministerio del Interior.
La temporada larga de lluvias en el este de África, de marzo a mayo, se ha visto intensificada precisamente por El Niño y, aunque las previsiones apuntan a una progresiva reducción de las lluvias, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios ha advertido del riesgo de nuevas inundaciones por los altos niveles de humedad