Primicias24.com La posible supresión del dispositivo que permite que los sin papeles reciban atención médica en Francia en el proyecto de ley sobre la inmigración que se tramita en el Parlamento suscita el rechazo de una parte importante del colectivo médico, a la que el Gobierno intenta calmar sus inquietudes.
El ministro de Sanidad, Aurélien Rousseau, trató este domingo de enviar un mensaje conciliador en dirección de los médicos, al asegurar que la llamada Ayuda Médica de Urgencia (AME) no se convertirá “nunca” en “un dispositivo tipo de ayuda médica de urgencia”.
Reaccionaba así a los 3.500 médicos que firman una declaración en la que avisan de que tienen intención de “desobedecer” y “seguir atendiendo gratuitamente a los pacientes sin papeles en función de sus necesidades, conforme a la promesa de Hipócrates” que hicieron al entrar en la profesión.
“Los entiendo”, dijo en una entrevista a la emisora France Info Rousseau, que afirmó que “el Gobierno luchará para que no tengan que ejercer la desobediencia civil”.
El ministro insistió en que la AME “es ante todo un dispositivo de salud pública” y que si a las personas en situación irregular se les priva de atención primaria, la consecuencia es que cuando sus dolencias se agraven acabarán en las urgencias de los hospitales y entonces se cometerá “un error enorme”.
En su declaración, los factultativos insisten en que si se suprime la AME se mantendrán “indiferentes a las condiciones sociales o financieras, así como a su lengua y a su nacionalidad”.
“Mi puerta está abierta a los pacientes de aquí y de fuera. Y así seguirá”, añaden.
La advertencia de estos médicos de que están dispuestos a la insumisión es consecuencia de la adopción esta semana durante la tramitación en el Senado de un proyecto de ley sobre la inmigración de una enmienda que prevé la supresión de la AME para sustituirla por una “ayuda médica de urgencia”.
El objetivo declarado de esa enmienda, adoptada gracias a la mayoría de derechas en la cámara alta, es acabar con el llamado “turismo médico” de inmigrantes que acuden a Francia para recibir tratamientos gratuitos que saben que no podrían recibir en sus países de origen o para acabar con el supuesto “efecto llamada” que eso tiene.
El AME cubre el 100 % de los gastos sanitarios de los extranjeros que llevan al menos tres meses en Francia aun en situación irregular. Sus detractores le acusan de generar un “efecto llamada” y de representar unos costos gravosos para la Seguridad Social, ya que se estima en unos 1.200 millones de euros para 400.000 beneficiarios.
Sin embargo, una parte del colectivo médico lleva mucho tiempo advirtiendo de que, si desapareciera, más allá del efecto claramente negativo para los sin papeles, podría favorecer el desarrollo de enfermedades que afectarían a la población general. EFE
