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Opinión

Marcial Arenas: Decálogo del perfecto comerciante

Contribución al debate necesario buscando la ruta a una nueva economía sana, fructífera y soberana


Primicias24.com- La formulación de los precios al consumidor y las materias primas está orientada por una especie de recetario que propongo llamar “Decálogo del Perfecto Comerciante”, parafraseando el título de la guía “Decálogo del Perfecto Cuentista” del dramaturgo uruguayo Horacio Quiroga, maestro del relato corto.

 

Decálogo del perfecto comerciante

 

I.-     Si el tipo de cambio sube, el precio del producto sube.

II.-     Si el tipo de cambio baja, el precio del producto sube.

III.-     Si el tipo de cambio se mantiene estable, el precio del producto 

sube porque el tipo de cambio va a subir.

IV.-     Si el consumidor decide pagar en divisas, el precio se ajusta 

con la tasa más baja del mercado.

V.-     Si el consumidor decide pagar en Bs, el tipo de cambio a usar 

es la tasa más alta del mercado.

VI.-     Si el consumidor paga en divisas, el comerciante no tiene cambio.

                    Prácticamente te obliga a gastar todo el billete o no llevas lo que necesitas.

VII.-         Si el consumidor  paga una parte con divisas y otra partecon Bs se le aplica la 

tasa más baja a la fracción en divisas y la tasa más alta al pago en Bs.

 

En Venezuela se ha instaurado el criterio del costo de reposición en divisas como método de fijación de precios. Todos sabemos que la totalidad de los elementos del producto no provienen de la importación, como el salario del empleado de la tienda, el alquiler del local, los fletes, entre otros. Por ello no es el método más idóneo pero funciona dado el ambiente hiperinflacionario que impera. Se ha dado un giro de 180 grados en relación al sistema de precios al consumidor donde el Estado mantuvo una política de controles basado en subsidios cruzados al comerciante sostenido en abundantes ingresos fiscales. 

 

Los precios se salieron de control cuando los costos de producción no estaban cubiertos porque la renta del petróleo se hizo insuficiente para atender la consecuente ausencia de productos en los anaqueles. La desarticulación del sistema de subsidios, creó fuertes incentivos al contrabando de extracción, a la especulación interna y al acaparamiento. El cambio en el sistema de precios para corregir el rezago y combatir la escasez, pasó por un intento de política de precios acordados. La lista de precios acordados no fue respetada por un sector del empresariado abiertamente opuesto al gobierno, acostumbrados a la especulación descarada, al control oligopólico de la oferta y demás formas de incumplimiento y evasión de controles, como el notable caso del arroz saborizado entre otras diversificaciones comerciales que sacaban de lista los productos ante la impotencia del ente regulador.

 

Debemos reconocer un primer mérito al método actual: simplificó la formación de precios, acható la curva de hiperinflación, activó el comercio de bienes-salario y se llenaron los anaqueles con productos básicos e innumerables chucherías. La desventaja es el excesivo poder de dominio ejercido por los mayoristas-importadores quienes, no solo obtienen los recursos para reponer los inventarios, sino que maximizan sus beneficios mediante la manipulación del precio a lo largo de toda la cadena comercial en cada transacción donde intervienen los factores resumidos en el “decálogo”. El “Decálogo” viene siendo la concreción de la “viveza criolla” y el aprovechamiento de las asimetrías de la información.

 

El precio es el equivalente monetario a entregar para recibir un bien o servicio. Según Adam Smith, el “precio real de cualquier cosa, lo que realmente le cuesta al hombre [y a la mujer] que quiere adquirirla, son las penas y fatigas que su adquisición supone” (La riqueza de las naciones). La parte débil en esa relación es el consumidor en su vivencia diaria al transar sus medios de vida. El precio es también un mecanismo importante para la asignación de recursos económicos en la sociedad. Si el precio cubre los costos y genera ganancias, los actores económicos vuelcan sus esfuerzos a maximizar ganancias salvando las barreras de entrada. Hoy es el efecto bodegón, cuando se cope ese sector surgirán otros nichos para aplicar recursos. Esa es la razón por la cual este método lo asimilan al espejismo de la “libertad de mercado”. Más, a las imperfecciones del mercado se le antepone otro poderoso mecanismo de asignación de recursos, la planificación centralizada y la regulación. El arte de combinar acertadamente ambos mecanismos pudiera resumirse en el dicho “tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario”. 

 

Una distorsión grave y recurrente de la economía venezolana es el sesgo importador, por lo cual se ha desarrollado en el ideario del venezolano un apego extraordinario por las divisas no visto en economías de la región. Es explicación y causa del deterioro de nuestro Bolívar. Por ello la recurrente búsqueda de reservas de valor parece resuelta mágicamente con la indexación acompañada por el uso abierto de divisas como medio de pago. El asunto es que los valores actualizados del tipo de cambio son trasmitidos a los precios, determinando el comportamiento de la inflación. El caldo de cultivo del “Decálogo” es la coexistencia de varios marcadores del tipo de cambio. Actualmente existe un sistema de cambio flotante formado en las mesas de cambio bancario y publicado por el BCV al final de la jornada; y coexiste un grupo de indicadores informales denominados dólar paralelo, dólar criminal o dólar malandro. Cual mas que el otro.

 

El dinamismo mostrado por el comercio de bienes salario canibaliza paradójicamente al mismo salario y el capital de los sectores impedidos de indexar su estructura de costos como en la construcción de viviendas. Este método de revisar los precios es una gran aspiradora de salarios: tanto el salario social, complementado de manera heroica por el Estado mediante la acertada política de subsidios directos asignados por el Sistema Patria, como el salario diferencial de los empleados del comercio y el autosalario del buhonerismo y otras expresiones de subempleo. El salario alimenta el crecimiento exponencial de las tasas de beneficio en el área comercial en una cadena productiva que se inicia con los importadores-mayoristas; hay que sumarle los oligopolios de procesamiento de alimentos fuertes importadores de materias primas; luego vienen las cadenas comerciales que le compran al importador y al fabricante oligopolista; después los abastos, tiendas; y siguen las bodeguitas y abarroterías; finalmente el neobuhonero, ese que estaciona el carro y abre la maletero, el que a pie pone una mesita plástica en una esquina de cualquier calle o garage. Todos revisan sus precios de acuerdo al tipo de cambio mas conveniente aplicable al consumidor final siguiendo religiosamente los preceptos del “Decálogo del Perfecto Comerciante”.

 

Artículo escrito por Marcial Arenas, Economista. 28/01/2021

 

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