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Primicias 24

Opinión

Henrys Mogollón | Colonialidad: La Decolonización como proceso para la emancipación popular

Primicas24.- La emancipación y liberación de los pueblos que han decidido no caminar por las agendas impuestas del destino manifiesto imperialista son procesos políticos que llevan en su interior, es decir, en su mover almático,  desafíos muy interesantes, en primer lugar porque requiere de que varias condicionantes se den o confluyan para que el movimiento popular acumule fuerzas para resistir a la guerra capitalista ideológica incesante y luego para que esas mismas fuerzas permitan avanzar para la definitiva toma del poder desde el punto de vista orgánico.

En este esfuerzo se deben identificar los elementos originarios del proceso para que se produzcan los desencadenantes históricos que harán que las fuerzas sociales se muevan en pos de trastocar los modelos políticos dominadores y avancen a modelos reformadores apalancados  por el ideal revolucionario en todos los ámbitos, el cultural primeramente, el social, el económico, el político, el militar y al final solo la toma del poder político producirá un quiebre histórico en la lucha y quedará de la organización popular y su dirección política mantener el proceso emancipatorio con nuevas estrategias, nuevas formas de hacer las cosas.

El proceso de hacer nuevas todas las cosas es lo que la filosofía política revolucionaria actual llama decolonialidad, que alude indefectiblemente a desinstalar de las mentes de nuestros pueblos el ideal eurocéntrico (pensamiento único) y pro imperialistas, ya que a este modelo lo que le importa es que las masas piensen como ellos para que consuman lo que ellos producen, en esto llevamos 21 años en Venezuela tratando de repensar nuestras acciones y formas de pensamiento para soltar lo extranjero y apalancar lo propio, los saberes ancestrales.

Al respecto, bueno es mencionar lo que algunos autores han mencionado para ilustrar un poco la propuesta:

Anderson James: La invasión europea a tierras americanas representó, sin lugar a dudas un profundo quiebre en las estructuras de pensamiento de los pueblos originarios. Pronto un complejo y violento sistema de imposición comenzaría a transformar las visiones, imaginarios y realidades del llamado “nuevo mundo”. Este proceso conocido como “colonización” se caracteriza por ser una práctica coercitiva donde una cultura dominante se impone sobre una, o varias, subalternas. Es el caso de la cultura occidental europea sobre las culturas originarias de América y las trasplantadas de África. Un sinnúmero de hechos de destrucción, asimilación interesada y manipulación que se ha prolongado en el tiempo con otros protagonistas. El llamado descubrimiento de América..

Paralelo a este proceso una serie de referentes teóricos y epistemológicos que buscan explicar y justificar esta imposición cultural, efecto de la expansión europea. Se trata, simplemente, de la incorporación del discurso dominador sobre el dominado que se va a manifestar en hechos tan evidentes como un ordenamiento político y geocultural basado en las viejas concepciones de centro y periferia, asumidas como una expresión natural y no como consecuencia de la historia del poder sobre el planeta. La distribución del trabajo y la clasificación social de los individuos van a terminar de legitimar estos presupuestos al reforzar la idea de un centro donde privaría la relación capital trabajo salario y una periferia de esclavitud y servidumbre, esto en íntima relación con un fenotipo superior, el blanco.

A nivel cultural también se montaría un nuevo sistema de relaciones sustentadas en la destrucción de las manifestaciones e imaginarios identitarios de los pueblos sometidos, traducidas en el despojo y negación de los saberes ancestrales, especialmente el idioma y la religión. Todo intenta ser sustituido por un nuevo sistema subjetivo caracterizado por un imaginario de superioridad étnica manifestado en la jerarquización de la sociedad, la presencia de un discurso hegemónico y un excluyente orden jurídico. Realidad que se ha extendido hasta nuestros días en ese vacio presente dentro de las culturas latinoamericanas caracterizado por la interrupción histórica de su vida y desarrollo cultural, la adquisición de la cultura dominante, la vergüenza étnica, la clandestinidad de lo popular, la desaparición de lo regional y local por lo globalizado, y la desintegración de imaginarios y simbologías.(Clarac,2004).

 

Santiago Castro 2005: Pero no es sino hasta el siglo XX cuando va a desarrollarse de manera sistemática un verdadero pensamiento decolonial que condense planteamientos y proponga un giro frente al ejercicio colonial. Teóricos de las antiguas colonias europeas de Asia y medio oriente van a demostrar que el colonialismo no es solo un fenómeno político y económico, sino que posee esa dimensión epistemológica vinculada al nacimiento de las ciencias humanas. De esta manera a la explotación territorial y económica de Europa en las colonias (colonialismo) le corresponde una expropiación epistemológica (colonialidad) que condenó la cultura y el conocimiento de los pueblos subyugados a ser sólo el pasado superado de la ciencia moderna.  (Castro. 2005).

Walter Mignolo(2008): Sin embargo las insurgencias contra España además de revelar una inconformidad política contra el viejo régimen, también van a manifestar el rechazo a estas reglas disciplinarias de entender la forma colonial de pensamiento. Surge así una forma de pensamiento sin antecedentes conocidos en occidente, el pensamiento decolonial. Este surge y acompaña la historia imperial colonial moderna y se contrapone a la retórica de la modernidad y a la lógica de la colonialidad. (Mignolo, 2008).

Quijano (2000): Quijano (2000), critica los paradigmas sociológicos que buscan explicar las transformaciones sociales e históricas. Afirma que los procesos de transformación social  no se producen como eventos totalizadores homogéneos. Por ello nada justifica el despojo de los saberes ancestrales y su reducción a la condición de “saberes de gentes iletradas”.

Dussel (2008):  critica el mito eurocéntrico de la modernidad y su pretensión de que esa particularidad europea sea asociada con la universalidad y como la cultura del sistema mundo. Destaca los aportes que desde la modernidad hacen dos pensadores desde la realidad americana. Bartolomé de Las Casas con su cuestionamiento del discurso del derecho europeo a la dominación y su defensa existencial del “indio”. Así mismo el discurso desde el interior de la identidad de los pueblos originarios de Guamán Puma de Ayala quien critica al cristianismo a partir de cuestionamientos éticos sobre las incoherencias de las prácticas colonialistas con el dogma cristiano. Concluye que los pensadores posteriores y sus críticas a la modernidad no logran identificar el sustrato de la colonialidad del saber.

Castro (2012):, devela la introyección de los discursos del saber colonial dentro de la subjetividad de los grupos autóctonos como estrategia de sometimiento a este sistema de dominación. Dicha subjetividad se construye sobre los discursos de la limpieza de sangre donde ser blanco va a determinar una posición en el espacio social y una capacidad de acceso a los bienes. La pertenencia étnica a grupos distintos trae consigo la desviación cultural con respecto al patrón europeo dominante, cosa que es un defecto natural de estas castas. De allí la atribución de estereotipos y vicios a estas castas “inferiores”.

Lander (2012):  enumera una serie de alternativas al pensamiento eurocéntrico colonial en América latina, a partir de distintos modos de ver el mundo de interpretarlo y de actuar sobre él. Así debería generarse una espíteme caracterizada por una concepción de la comunidad y el saber popular como producto de un sistema de relación. Esta debe tener como hilo conductor la idea de liberación a través de una praxis hecha en sentido crítico. La redefinición del rol del investigador social y el reconocimiento del otro como sí mismo. El carácter relativo y plural del conocimiento, la perspectiva de la dependencia y la resistencia y la revisión de los métodos empleados hasta ahora (teología y filosofía de la liberación, pedagogía de Freire).

Todo esto a fin de elucidar los componentes científicos y para colocar en el tintero los elementos más importantes.

En razón de lo anterior, afirmamos que no es menos cierto que continuamos colonizados desde las ideas, el capitalismo y el positivismo tienen muchos años gobernando, sin embargo, los procesos sociopolíticos iniciados en América Latina con la llegada al poder del Comandante Hugo Chávez en 1998 en la Venezuela Bolivariana  inició una oleada de rompimientos de las estructuras colonizadoras, se daba el fenómeno a través dela conciencia popular que las masas históricamente manipuladas se apropiaron de proyectos políticos emancipadoras, gracias al agotamiento metabólico de la receta neoliberal con sus múltiples consecuencias, así el Brasil de Lula comienza la ofensiva, Bolivia, Argentina, Ecuador, Uruguay, Honduras, Nicaragua, y se produce con la creación del ALBA, Petrocaribe un pivote para crear espacios alternativos de creación de nuevas relaciones que no solo se van a enfocar en lo económico sino también en lo cultural, hasta hoy ese proceso ha dado grandes resultados por cuanto se han evitado arremetidas de intervención imperialistas, hoy todavía la dignidad de la nueva epistemología del Sur que resiste tanto en la OEA como en Naciones Unidas ha mantenido a raya la ambición y el intervencionismo descarado amedrentando países y amenazándolos con quitar el protectorado que mantuvieron por años.

Pudiéramos afirmar entonces que el gran catalizador de las ideas y planteos decolonialistas con hechos y propuestas fue el Presidente Hugo Chávez con una nueva forma de hacer política con una visión del Sur, desde el Sur y para el Sur tanto que la onda expansiva hoy se expresa en iniciativas Euroasiáticas como los BRICS y la influencia de Rusia y China juntas para detener la arremetida guerrerista del imperialismo Yankee como el director solitario de unipolarismo como política exterior de la destrucción de los Estados Nación en medio oriente y euroasia. Y esto se menciona porque los ingentes esfuerzos guerreristas tienen su condicionante ideológico, en los lugares en los cuales el imperialismo desata el belicismo se instala la violación de derechos humanos, la venta de droga, la venta ilegal de armas, el tráfico ilegal de personas y la extracción de las riquezas natas de los lugares, inclusive la migración como objeto de dominio y no de libertad, es decir, la inoculación de acciones destructivas para aniquilar la historia, las culturas, las poblaciones, sus construcciones armoniosas de vida con la naturaleza, entre otros barbarismos.

Es por ello que se requiere profundizar en el pensamiento y accionar decolonial como la otra posibilidad de reconocer y reivindicar pueblos, saberes, prácticas culturales, prácticas de creencias, visiones de vida invisibilizadas, despreciadas o exterminadas por la cultura hegemónica europea y occidental. Sin embargo, es consideración propia que el reconocimiento/reivindicación debe conducir indefectiblemente a la sublevación y posicionamiento legítimo en el ahora y para siempre. No solo comprender y explicar, sino transformar profundamente para la vida en plural sin exclusión, lo que no significa erradicar las necesarias diferencias. Ellas las diferencias serán el aliento vital para la permanente revisión, discusión y construcción de lo nuevo.

Otra de las características desde lo político de este movimiento-pensamiento hacia la decolonizaciónes la visibilización de voces silenciadas orden del silencio, a través de la historia. Tales como el movimiento de los pueblos originarios, las mujeres, el movimiento afro, los privados de libertad, las personas con discapacidad, los migrantes, entre otros. La práctica política tiende a redimensionarse ante el reclamo de estos actores tradicionalmente excluidos y, por ende el sistema democrático entra en crisis por la irrupción de estos hechos. Hasta qué punto la Democracia, como uno de los regímenes de gobierno “perfecto”, no ha sido una falaz ilusión del hombre, entonces, se hace necesario una nueva forma de construir las democracias desde lo político, es decir, el planteo de participación y protagonismo debe ser uno de los elementos centrales del proceso de la decolonialidad ya que es necesario que el pueblo hable, al punto correcto que la categoría pueblo se exprese sin censura para la construcción de nuevos idearios en lo organizativo, en lo subjetivo, en lo científico y en lo que Venezuela ha propugnado la dimensión legítima de sus accionalidades.

Desde Venezuela en el marco del despliegue de las Misiones Sociales hemos afirmado que legitimar en las leyes, un derecho más humano y social se expresa en la preeminencia y materialización del derecho a tener derechos y el derecho a disfrutar de los derechos, esto fue conquistado con el proceso Constituyente de 1999 con la Constitución pionera , y muy satisfactoriamente podemos testificar que esto ayudó y apalancó los procesos constituyentes en Bolivia y Ecuador al punto de que ellos allá lograron avanzar en el proceso de acumulación de fuerzas y pudieron legitimar con el poder popular nuevas constituciones nacionales en las cuales se establecieron estos nuevos conceptos identitarios suristas.

Hoy la patria Bolivariana se encuentra en un proceso constituyente originario de base popular, ciudadano y democrático que pare sub procesos electorales y de concenso en el cual se pone de manifiesto el debate histórico, como no dejarnos avasallar por la arremetida imperialista que usa elementos condicionantes exógenos y endógenos para atacar y amedrentar al pueblo, o avanzar en un proceso que abra el compás a un debate más abierto más amplio con el pueblo y establecer bases que permitan blindar el proceso decolonizador que se inició en 1999.

Este proceso originario del pueblo, es lo que nos permite abrir el debate social, científico, económico y fundamentalmente político para establecer bases reales y concretas en el proceso de decolonialidad subyacente que se despliega en el pueblo llano con la construcción de sus nuevas realidades, esto es un desafío muy complejo porque todas las aristas se muevan al mismo tiempo y los cambios se deben discernir igualmente rápido y la dirigencia política colocarse a la altura de lo que exige el pueblo en sus espacios de construcción, otorgar las mayores garantías y apoyo institucional para que se logren resultados emancipatorios.

La decolonialidad como nueva epísteme desde el Sur es un proceso que no solo va a construir conocimientos con tecnologías y técnicas nuevas desde lo propio, desde lo originario, sino prácticas que rompan estructuras históricamente impuestas por la ideología dominante y el establecimiento de una institucionalidad que pueda dar cabida más abiertamente a lo transformador a lo revolucionario, el desafío es inmenso porque se trata de trabajar en la mente de las masas, y solo un trabajo incesante de conciencia ayudará a que el pueblo se apropie de su rol histórico y pueda legitimar en sus espacios lo nuevo.

Entonces la propuesta humilde para el debate es que sabiendo ya el constructo epistémico de la decolonialidad como corriente de pensamiento que identifica claramente la dominación de una cultura dominante sobre otra subyugada a través de la ideología, formas de organización, costumbres, leyes, y la necesidad de desarraigar esa forma de pensamiento en los pueblos que han concienciado la necesidad de construir nuevas derroteros, como plantearnos el proceso de liberación en lo político.

Lo político en consecuencia necesita una nueva visión en lo organizativo, en lo ideológico, en el cambio de pensamiento de cómo asumir la necesaria toma del poder y de cómo mantenerlo y que se coloque al servicio de las necesidades sociales pero no solo se quede en el intento, es un desafío interesante plantear este debate.

Se requiere que el pueblo edifique con apoyo de una dirección política consciente y forjada en la lucha, un proceso sin duda de acumulación de fuerzas constante, la batalla contra los estereotipos, la cultura imperial y sus formas de instalación a través de sus medios y recursos incesantes, el asunto ya no trata solamente de establecer formas revolucionarias de cumplir con el abordaje de los requerimientos sociales porque se ha logrado, se trata de como vencer en una batalla en la cual el cerebro y la mente de los pueblos es un campo realmente peleado sin precedentes con tipologías invasivas desde lo científico, desde lo estético, desde lo mediático y avanzar en un proceso de quiebre que arraigue en el alma del pueblo los principios de la independencia, la soberanía, lo participativo y la defensa de nuestra historia y riquezas, allí la necesidad de decolonizar con la ciencia, con la conciencia, con las formas de sistemas educativos realmente más interactivos que garanticen el proceso de reflexión en estas nuevas generaciones.

Estos últimos 21 años Venezuela ha hecho sin precedentes un esfuerzo gigantesco en este sentido que se traduce sin duda en los logros materiales de la Revolución Bolivariana y que ustedes perfectamente están informados: territorio libre de analfabetismo, casi cuatro millones de viviendas dignas entregadas a familias pobres en condiciones especiales de adjudicación y pago, casi cuatro millones de pensionados haciendo patente el derecho a la seguridad social hoy conculcado en Brasil, Argentina y la mayor p arte de Iberoamérica, la recuperación soberana de nuestras riquezas petroleras, de oro, de minerales, todo esto con el resultado de una mejor distribución de la renta que se traducen en educación pública, gratuita y de calidad para más de 11 millones deniños y niñas y más de 2 millones y medio de estudiantes universitarios, aun con la guerra económica la creación de 6 millones de nuevos empleos desde 2004 con sus respectivas protecciones de orden legal laboral, defensa del salario como política y la inamovilidad laboral como derecho derivado constitucional, el 98% de la población con acceso a agua potable incluso en zonas inhóspitas como la selva y los llanos, entre otros logros; pero el desafío sigue siendo lo ideológico, las ideas, las formas de defensa de esto que incipientemente se ha logrado con los obstáculos que implican la existencia de estructuras institucionales que todavía son burocráticas, la existencia de funcionarios que todavía no asumen una nueva doctrina de servicio, formas educativas que fomentan subrepticiamente el capitalismo.

Esto que he explicado se expresa en el debate colonialismo/colonialidad que hoy viven los pueblos latinoamericanos con la necesaria transformación desde lo político y que es necesario describir:La colonialidad es un dispositivo que ha facilitado la opresión estructural y transversal contra los pueblos, lo que significa que la colonialidad está institucionalizada y diseminada en la práctica de la sociedad y el Estado en general, puesto que se “respira diariamente” en el trato de las instituciones, gobiernos y funcionarios de un determinado país; se proyecta en los medios de comunicación, en el sistema educativo, en el lenguaje cotidiano, etcétera, pero, sobre todo, ha sido incorporado en el habitus de los sujetos colonizados. Por esta razón, la emancipación de los pueblos resulta insuficiente sin remover la “matriz del poder colonial”, cuya lógica opera en 1) la colonialidad del poder (político y económico); 2) colonialidad del saber (epistémico, filosófico, científico); y 3) la colonialidad del ser (subjetividad y la identidad individual y colectiva). Estas son algunas dimensiones básicas que constituyen la plataforma decolonial cuyo ejercicio de “desincorporación”, “desprendimiento” o de “giro decolonial” frente al poder colonial tiene que darse necesariamente a través del poder, el conocimiento y la subjetividad, en la mirada marxista se necesita una Revolución.

El control actual del conocimiento y de las formas de creación opera fundamentalmente en la economía y en la teoría política. La filosofía neo-liberal da prioridad al mercado y a los conceptos de democracia y de libertad, ligados ambos al mercado. Diferentes argumentos marxistas critican a ambas, pero se mantienen en el nivel de la economía y la política. Las esferas del conocimiento y de la subjetividad, en cambio, son el terreno en el cual operan los proyectos de desprendimiento en torno a las identidades sexuales, genéricas, étnicas, religiosas no cristianas y otras formas de creencias).

Entonces la lógica del poder colonial consiste en una relación de múltiples redes, niveles y lógicas diferentes. Esto significa que no existe sólo una estructura jerárquica de poder tal como se proyecta con el análisis del sistema-mundo sino una heterarquía de múltiples relaciones raciales, étnicas, sexuales, epistémicas, económicas, de género, subjetividad, etcétera, siendo “la cultura siempre entrelazada (y no derivada) de los procesos de la economía-política”; de ahí que para decolonizar todo este entramado colonial hace falta, por decirlo de una manera, desmenuzarla matriz del poder colonial o, en términos epistémicos, hace falta una segunda descolonización que tiene que ver con una una implicación fundamental de la noción de “colonialidad del poder” es que el mundo no ha sido completamente descolonizado. La primera descolonización (iniciada en el siglo XIX por las colonias españolas y seguida en el XX por las colonias inglesas y francesas) fue incompleta, ya que se limitó a la independencia jurídico-política de las periferias. En cambio, la segunda descolonización a la que se alude con la categoría decolonialidad tendrá que dirigirse a la heterarquía de las múltiples relaciones raciales, étnicas, sexuales, epistémicas, económicas y de género que la primera descolonización dejó intacta. Como resultado, el mundo de comienzos del siglo XXI necesita una decolonialidad que complemente la descolonización llevada a cabo en los siglos XIX y XX. Al contrario de esa descolonización, la decolonialidad es un proceso de resignificación a largo plazo, que no se puede reducir a un acontecimiento jurídico-político por cuanto requiere un proceso de la desinstalación de los constructos dominadores de las formas de ser y de hacer las cosas.

Así, ni la descolonización ni la formación de nuevos Estados ha supuesto el fin de la dominación que atraviesan las relaciones de poder que se encuentran controvertidas en Latinoamérica. Por tanto, para remover las barreras estructurales que impide la emancipación popular desde sectores sociales que hoy emergen como especialmente vulnerables, compele necesariamente aterrizar y cuestionar sistemas de pensamientos/conocimientos hegemónicos; es decir, el núcleo epistemológico cuya lógica tiende a reproducir la dominaciónen términos muy sutiles, aunque más consistente y efectivo a largo plazo.

Para finalizar, en esta etapa crucial en la que se evidencia una confrontación intensa de lógicas civilizatorias, con posturas recriminatorias hacia el orden global capitalista y la seria amenaza sobre la vida en el planeta, además de las urgentes demandas para encontrar salidas sostenibles y viables al desarrollo mercantil, el discurso del Buen Vivir o del Vivir Bien aparece en el escenario no como una respuesta acabada y formalizada de lo que debe hacerse, esto en términos de legitimar la premisa lograda en Venezuela el derecho  a disfrutar de los derechos, sino como un horizonte epistémico y ético desde donde considerar alternativas al orden hegemónico. Los saberes provenientes desde los territorios marginados por la modernidad deben ser valorados y legitimados como apuestas estratégicas para el diseño de otros caminos posibles.

Las propuestas en defensa y gestión de la interculturalidad, la plurinacionalidad, la equidad y de los procesos de decolonización, participación e inclusión, deben encontrar intersecciones plausibles que aseguren la construcción en la diversidad y Latinoamérica lo está intentando y más en la actualidad cuando el imperialismo ha decidido arremeter con más fuerza contra los Estados Nación estableciendo agendas como de Estados Forajidos para su eventual destrucción por cuanto la negociación política no les interesa, esto porque sus modelos de desarrollo necesitan urgentemente de energía fósil no renovable y es claro que el continente suramericano se ha levantado con un planteo de soberanía para no permitirlo.

Estamos seguros desde Venezuela que los procesos de emancipación seguirán su marcha porque los pueblos no quieren regresar al pasado y mucho menos a modelos políticos ya agotados, el desafío sigue siendo titánico pero tenemos pueblo para resistir, la demostración en la realidad es un ejemplo al mundo que en este continente están sucediendo cosas grandes e inéditas, la generación de luchadores anterior ni siquiera imaginó que una corriente de izquierda pudiera tomar el poder político EN MÁS DE 12 PAÍSES, confiamos en el tino de las grandes masas que siguen reclamando la construcción de una patria grande a pesar de no contar con una institucionalidad que obstaculiza los cambios pero que tiene claro que los nuevos lineamientos, operaciones y prácticas en construcción decolonizarán los regímenes de significación arraigados en la actual matriz de poder.

Creemos que el despliegue del poder constituyente originario permitirá replantear estrategias más innovadoras desde lo ideológico y que sin lugar a dudas, los elementos como la soberanía, la independencia, la democracia participativa serán fundamentos para avanzar, la consigna es luchar hasta vencer y nosotros desde el Sur venceremos.

DECOLONIZAR LAS IDEAS PARA GLOBALIZAR LA ESPERANZA!

MSC. Henrys Mogollón.

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