Primicias24.com- “Después de un infarto, poder volver a realizar vida normal dependerá de varios factores, como el estado físico de la persona antes del infarto, de la magnitud del territorio afectado o de las complicaciones asociadas”, señaló el doctor David Baulenas.
Y es que un infarto al miocardio implica la lesión de una parte del músculo cardiaco por falta de riego sanguíneo, por lo que una de las preguntas más usuales en quienes lo sufrieron es, “¿Cuándo podré retomar la actividad sexual?”, y en caso de hacerlo, “¿Puede suponer un riesgo?”.
El experto asegura que, como todos los músculos, “este también se entrena. Ante un infarto es muy importante, una vez se ha salido de la fase aguda, plantearse su rehabilitación”.
A continuación, presentaremos varias fases por las cuales debe pasar una persona que ha sufrido un infarto al miocardio que desee retomar su vida sexual.
- Primera fase: el tiempo que el paciente permanece en el hospital.
- Segunda fase: comienza tras recibir el alta y es cuando el paciente se integra activamente en un programa multidisciplinar que incluye “entrenamiento físico supervisado, actuaciones psicológicas, consejos sobre alimentación, control de factores de riesgo, programa educativo y optimización del tratamiento farmacológico”, detallan.
- Tercera fase: comienza con el alta de la anterior pero no termina, ya que el paciente deberá continuar practicando durante el resto de su vida todas las recomendaciones que ha recibido, entre ellas, no fumar, hacer ejercicio y llevar una dieta adecuada.
El doctor Baulenas asegura también que el esfuerzo cardiovascular que requiere la actividad sexual “equivale a tareas cotidianas como subir dos pisos de escaleras”, según señala una agencia de noticias española.
Pero esto no es todo, los especialistas de la Fundación Española del Corazón señalan que el desgaste energético de la prueba de esfuerzo que se le hace al paciente cardiaco tras sufrir un infarto para medir el estado del corazón es superior al de la práctica sexual, y que esta situación es “distinta en caso de que haya problemas de erección o frigidez tras pasar por un evento cardiaco. Ambos pueden estar motivados por el tipo de tratamiento farmacológico o por la descompensación psicológica provocada por la enfermedad cardiaca. De hecho, pueden provocar síntomas de depresión susceptibles de ser tratados por un psicólogo”.
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