Primicias24.com- Hace dos años, tras un paseo con su familia, la ciudadana británica Louise McGill –quien para entonces tenía 45 años de edad- regresó a su casa en Waterhouses, Reino Unido y se sirvió una copa de vino, pero al probarlo percibió un sabor “realmente extraño”. Horas más tarde sufrió un infarto.
Los paramédicos que la atendieron ofrecieron el diagnóstico y la trasladaron de inmediato al hospital Freeman, en Newcastle, donde el equipo médico observó dos obstrucciones de arterias coronarias y le colocó un Stent o malla intravascular de metal, para mejorar el flujo de la sangre al corazón, reseñó RT.
McGill recordó que cuando su esposo probó un sorbo de vino, no notó nada extraño en la bebida. Además, contó que una semana antes del ataque cardíaco se sentía “excepcionalmente cansada”, luego de llegar del trabajo, pero a pesar de ello sacó tiempo para sus hijos.
Otro detalle que analizó luego del incidente, fue el haberse quedado dormida enseguida en el sofá, algo sumamente inusual en ella.
Confesó que para entonces atribuyó todo a “su intensa rutina diaria, sin prestar demasiada atención a los síntomas”; razón por la que hoy comparte su experiencia. La idea es alertar a las personas acerca de la manera “silenciosa” de la que puede manifestarse una falla cardíaca.
