Primicias24.com- Si tu principal problema relacionado con la alimentación de tu hijo es su falta de apetito debes tener en cuenta que esta situación es normal. No hay que insistir para que coman más de lo que desean y ofrecerles variedad de propiedades que le estimulen esta sensación.
Muchas guías alimentarias aportan valores numéricos, sin embargo, el mejor indicador de lo que necesita un niño es su propia sensación de apetito.
A pesar de las recomendaciones genéricas y globales para una buena alimentación, no se puede olvidar que las variedades y tipologías de un mismo producto dentro de cada grupo de alimentos pueden comportar diferencias muy significativas.
Por esta razón, a nivel nutricional, es importante ir al detalle y conocer las siguientes apreciaciones:
Alimentos farináceos integrales. Son más ricos en nutrientes (fibra, vitaminas, minerales, sustancias fitoquímicas) y tienen efectos positivos en múltiples funciones del organismo: previenen y tratan el estreñimiento, reducen el riesgo de diabetes, hipercolesterolemia, hipertensión y algunos tipos de cáncer.
Por ello, se aconseja seleccionar de forma progresiva productos integrales como el pan, el arroz y la pasta para que a partir de los dos años de edad estos supongan, como mínimo, la mitad de los derivados de cereales de la dieta.
Lácteos y derivados desnatados o semidesnatados. La leche, el yogur y el queso desnatados o semidesnatados contienen menos grasas saturadas y colesterol que las variedades enteras.
Por ello, si tenemos en cuenta que la leche entera es la primera fuente de calorías y grasas saturadas y la tercera de colesterol en la alimentación de los niños (nutrientes que ya son consumidos en exceso), se recomienda a partir de los dos años el consumo de 2-3 raciones diarias de lácteos bajos en grasas.
Pescado. Recientemente, después de valorar los riesgos (contenido en contaminantes medioambientales) y los beneficios de su consumo, la Agencia Francesa de Seguridad de Alimentos, afirmó que las raciones semanales recomendadas deberían ser 2, y no 3 o 4.
Del mismo, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda evitar, hasta los 3 años de edad, las especies más contaminadas por mercurio, como el pez espada, el tiburón, el lucio, el atún rojo o las conservas de atún.
A partir de esta edad, se debería limitar la ingesta de dichos alimentos a 50 g/semana o 100 g/2 semanas y tampoco comer ningún pescado más de esta categoría en la misma semana.
Según la Organización Mundial de la Salud, los riesgos asociados a dietas poco saludables comienzan en la infancia y se acumulan a lo largo de la vida. Por esta razón, es importante que los consejos alimentarios empiecen a aplicarse en esta etapa.
