Fue el militar más leal de todos los leales a Simón Bolívar y el sexto presidente de la Gran Colombia
Primicias24.com- El 23 de agosto de 1845, murió en París, Francia, el General Rafael Urdaneta, víctima de una penosa enfermedad que hacía tiempo venía padeciendo.
El prócer de la Independencia de Venezuela murió a los 57 años, luego de haber luchado por la Patria en 26 batallas, en su mayoría en compañía del Libertador Simón Bolívar.
Su última actuación como político la realizó en 1845, cuando fue nombrado ministro plenipotenciario y enviado extraordinario de Venezuela ante el gobierno de España para entregar las ratificaciones del Tratado de Reconocimiento, de Paz y Amistad, celebrado en Madrid el 30 de marzo de ese año y aprobado por las cámaras del Congreso de Venezuela.
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Durante el viaje cayó enfermo y se sometió a un examen médico durante una escala en Londres. Los médicos recomendaron una intervención quirúrgica que Urdaneta aplazó para terminar su misión, pero a su llegada a París se agravó.
Antes de su muerte se le insinúo la conveniencia de hacer el testamento, a lo que respondió: “Solo tengo y dejo una viuda y once hijos en la mayor pobreza”. Su viuda Doña Dolores Vargas París, con quien se casó en 1822, y sus hijos: ocho varones y tres hembras.
En aquellos días su nombre se mencionaba para dirigir los destinos de Venezuela, una vez concluido en 1847 el período de Soublette.
Hijo Miguel Jerónimo de Urdaneta Barrenechea y Troconis y María Alejandrina de Farías y Jiménez-Cedeño de Cisneros, ambos de connotada ascendencia española.
Estudió sus primeras letras en su tierra natal; luego ingresó al Seminario de Caracas donde cursó Latinidad. Regresó a su ciudad natal en 1799, donde estudió Filosofía en el convento franciscano.
Fue probablemente el que más recorrió el territorio nacional luchando por la república. Después de numerosas acciones militares, entre las cuales destacan la retirada hacia la frontera en 1814, la toma de su ciudad natal, Maracaibo, en 1821 y la marcha hacia San Carlos, previa a la batalla de Carabobo, en la cual no pudo participar por órdenes de Bolívar, dado el grado de agotamiento de sus tropas. Sin embargo, por los servicios prestados, Bolívar pidió su ascenso a General en Jefe.
En 1824 fue nombrado Intendente del Zulia. Luego como uno de los hombres más leales a Bolívar, en 1828, desde la secretaría de Guerra, le tocó juzgar a los asesinos de septiembre, que atentaron contra la vida del mismo. Convencido de la culpabilidad de Santander, lo condenó por no haber impedido la “conspiración contra el jefe supremo de la nación”.
En 1829, trató de salvar la obra bolivariana y la unidad de la Gran Colombia y se encargó de la presidencia, siendo el último presidente de la Gran Colombia.