La bola de fuego que pesaba más de 450 kilogramos y cayó el pasado 15 de febrero en el sur del estado estadounidense de Texas resultó ser un meteorito, confirmó recientemente la NASA.
Los expertos de la agencia espacial opinan que el cuerpo celeste se movía a unos 43.000 kilómetros por hora antes de fracturarse a unos 34 kilómetros sobre la Tierra y caer sobre su superficie. La energía con la que volaba la roca espacial era equivalente a 8 toneladas de TNT.
«Aunque los meteoritos tienden a golpear la atmósfera de la Tierra a altas velocidades, disminuyen la velocidad a medida que viajan a través de la atmósfera, rompiéndose en pequeños fragmentos antes de tocar el suelo. Los meteoritos se enfrían rápidamente y, en general, no son un riesgo para las personas«, señaló la NASA en un comunicado, citado por CBS News.
El ángulo y la velocidad con la que entró en la atmósfera, así como también las imágenes del radar meteorológico, ayudaron a la agencia espacial a determinar que se trataba de un meteorito.
La NASA subrayó la necesidad de aumentar la «comprensión y protección de la Tierra», así como «integrar la investigación terrestre y planetaria para promover nuestra comprensión del sistema solar y misiones espaciales exitosas».