Primicias24.com- Entre enero de 1692 y mayo de 1693 los condados de Essex, Suffolk y Middlesex en el hoy estado de Massachusetts, EEUU, se dieron una serie de delitos de brujería cuyos juicios siguieron a procesos formales.
Conocidos como los juicios por brujería de Salem, es considerado un fenómeno comúnmente utilizado no solo en literatura, sino también en la política estadounidense y mundial como una advertencia real sobre los peligros del extremismo religioso.
Además, se unen a este punto las acusaciones falsas, los fallos en el proceso y la intromisión gubernamental en las libertades individuales de los seres humanos. La persecución y la caza de brujas fue en ese momento histórico un método de control social utilizados por los Estados en directa relación con la iglesia, que había hecho de la Inquisición, la institución mas eficaz para combatir lo que consideraban herejías en varios países de Europa.
Dichos juicios no eran algo inusual dentro de las colonias británicas, y como muestra, el primer caso del que se tiene registro es el Alse Young, que tuvo lugar en 1647 en Connecticut.
Sin embargo, entre 1647 y 1692 llegaron a producirse cerca de una veintena de estos casos en sitios como Nueva Inglaterra, cuyo principal enfoque estuvo en Boston y Springfield, aunque a la larga terminaron siendo considerados como elementos aislados que ocurrían cada tres o cuatro años y que no tenían a más de dos acusados a la vez.
Los juicios dieron inicio con las acusaciones de Betty Parris, quien era hija del Reverendo Samuel Parris, y su prima, Abigail Williams.
Una vez expuesto, las primeras órdenes de arresto se firmaron el 29 de febrero de 1692 donde tres mujeres fueron arrestadas, siendo estas Tituba, Sarah Osborne y Sarah Good.
Comúnmente señalado como el principio, las acusaciones comenzaron a hacerse masivas toda vez que algunos vecinos utilizaron el pánico para poder vengar sus propias rencillas personales.
Entre ellos, destaca el caso de Martha Corey, una mujer a quien las más jóvenes de su comunidad acusaron de brujería ya que se adhirió a la iglesia, dejando en evidencia sus problemas internos.
Para 1693 se detuvo a más de 150 personas solo a través de acusaciones, aunque nunca llegaron a ser procesadas de manera formal por parte del tribunal del condado en que fueron encarceladas.
Tomando desde la fecha indicada hasta 1750, que son los últimos que se registran, se calcula que fueron quemadas cientos de miles de mujeres acusadas de brujerías. Esta matanza de mujeres tuvo un gran impacto en el desarrollo de países como Francia, Alemania, Suiza, Inglaterra, España e Italia, que empezaban a conformarse como Estados nacionales modernos. Un caso muy famoso fue el de Juana de Arco en Francia, que luego de ser heroína en muchas batallas guerreras, fue capturada y juzgada por “bruja”.
Los procesos de Salem en particular y la caza de brujas en general fueron utilizados para acallar cualquier voz de protesta, de rebeldía, de cuestionamiento hacia las injusticias de la sociedad, que tanto en la Edad Media como en la actualidad, tienen a las mujeres como las principales víctimas. Nuevamente Silvia Federici sostiene en su citado libro: “Lo que todavía no se ha reconocido es que la caza de brujas constituyera uno de los acontecimientos mas importantes del desarrollo de las sociedad capitalista y la formación del proletariado moderno.
