Primicias24.com- La matriarca de las letras francesas, Marguerite Duras, falleció el 3 de marzo de 1996, a los 81 años de edad, producto de un cáncer de mama, en París, Francia. Muchas de sus historias fueron inspiradas por los cambios de su propia vida.
Fue muy amiga del político francés y comunista irreductible, François Mitterrand, y enemiga del ultraderechista Jean Marie Le Pen. Duras fue una de las últimas grandes figuras de la literatura de posguerra.
Sus excesos con el alcohol y el tabaco no le impidieron escribir, casi hasta el último momento de su historia.
Duras, nació el 4 de abril de 1914 en la localidad indochina de Gia Dinh, lugar en el que su madre invirtió la modesta fortuna que poseía.
La familia adquirió una finca agrícola en la entonces colonia francesa, pero el mar inundaba continuamente los campos y los mantenía estériles.
A la madre de Duras se le pasó la vida construyendo inútiles barreras contra el océano. De esa característica infancia surgió “Un dique contra el Pacífico”, su primera novela.
Al cumplir los 14 años, mantuvo un romance con un millonario chino de 27 años. Con base en ese episodio sentimental, además de un análisis sobre su relación con su propia madre, se basó más tarde “El amante”, llevada al cine con éxito en 1991.
Llegó a Francia a los 17 años; se graduó en Derecho y Ciencias Políticas y, trabajó durante unos años en el Ministerio para las Colonias. Cuándo los alemanes invadieron Francia, militaba en el Partido Comunista. Se unió a la Resistencia y comenzó a escribir desde otras perspectivas.
Varias de sus novelas consiguieron enormes éxitos de ventas. De “El amante” (Premio Goncourt de 1984), se vendieron casi dos millones de ejemplares en Francia, y una cantidad similar en el resto del mundo.
Sobrevivió más allá de lo razonable al alcohol. Más de una vez, tuvo que someterse a una cura de desintoxicación, tras un coma etílico. A consecuencia de los cigarrillos, sufrió un cáncer de laringe que le marcó la garganta con una traqueotomía.
Con el pasar de los años, quienes la conocieron decían que Marguerite, había envejecido combativamente. “La anciana de Saint Germain des Prés”, como le decían, peleó contra el fascismo; jamás calló su odio contra todos los alemanes por su responsabilidad en el nazismo y mantuvo contra viento y marea sus ideas comunistas, feministas y su desdén por los convencionalismos.
