Primicias24.com- El afamado actor, productor, guionista y comediante mexicano, Mario Moreno Reyes “Cantinflas”, falleció el 20 de abril de 1993, tras padecer de un cáncer pulmonar.
En cada una de sus interpretaciones denunciaba las desigualdades sociales y la insolidaridad; mientras que en la vida real realizaba obras caritativas y llegó a montar una oficina para los más necesitados.
Mario Moreno, nació el 12 de agosto de 1911, en Santa María de la Redonda, México. Su infancia fue muy humilde. Se unió compañía de cómicos ambulantes y recorrió todo México.
En el circo desarrolló todo tipo de trabajos, entre ellos, la interpretación de pequeños papeles. A finales de los años veinte comenzó a actuar en los locales de Ciudad de México y creó la imagen prototípica con la que se haría famoso. En 1930 era ya el cómico más famoso del país.
En 1934 conoció a la actriz Valentina Subarev, con quien contrajo matrimonio y tuvo a su único hijo, Mario Arturo. Dos años después, con el amplio bagaje acumulado durante su estancia en el circo de Jalapa, debutó en la película No te engañes corazón, a la que siguieron Así es mi tierra y Águila o sol (1937), El signo de la muerte (1939) y toda una serie de cortometrajes.
La popularidad de este personaje único de la pantalla mundial, se debió mucho a su trabajo en las películas Ni sangre ni arena y El gendarme desconocido (1941), en las que descubrió a su director ideal, Miguel M. Delgado, ayudante del realizador Alejandro Galindo.
En 1944 entró a formar parte del Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica (STIC), fundado en 1919 con el nombre de Unión de Empleados Confederados del Cinematógrafo. Su aporte fue decisivo para cambios favorables fundamentales.
Mario Moreno se convirtió en un portador de juicios y críticas contra la sociedad “pueblerina” en particular, y contra la humanidad en general. Así, arremetió una y otra vez con singular hincapié contra la “aristocracia desnaturalizada”. Hizo que triunfara lo auténtico sobre lo falso, a través de las pantallas.
Excepcionalmente, participó en la superproducción estadounidense La vuelta al mundo en ochenta días (1957). La película obtuvo una buena acogida, que propició que el actor rodara luego Pepe, dirigida por George Sidney en 1960.
Aunque Cantinflas siempre permaneció fiel a las risas, sus últimos proyectos distan mucho de la genialidad que tuvieron sus primeros trabajos. Recurrió cada vez menos a la comedia física. El patrullero 777 es uno de los filmes más “serios” del actor, quien trató de criticar el estado de la policía capitalina de aquella época, con la historia de Diógenes, policía que trataba de hacer las cosas de la manera más honesta y correcta posible a pesar de la corrupción que existía a su alrededor.
