Primicias24.com- La Espina Bífida es una malformación congénita que se produce durante el desarrollo del feto y que afecta aproximadamente al 10% de la población en Europa, en su forma oculta y al 0,4% en su manifestación quística.
Su diagnóstico se hace al momento del nacimiento del bebé, ya que suele manifestarse en forma de quiste en la espalda. Sin embargo, puede no ser tan evidente.
Según indica la Federación Española de Asociaciones de Espina Bífida e Hidrocefalia (FEBHI), esta malformación surge porque “parte del tubo neural que forma la médula espinal, no se cierra completamente”, y cuando esto sucede, el sistema nervioso central, el genitourinario y el aparato locomotor se ven afectados.
La FEBHI también afirma, que hasta en un 90% de los casos, la espina bífida puede producir hidrocefalia, lo que provoca un exceso de líquido en los ventrículos, aumentando la presión y causando un deterioro en la función cerebral. Los bebés con hidrocefalia tienen un tamaño de cabeza mucho más grande al habitual.
Diagnóstico y pruebas
La espina bífida puede detectarse a través de una ecografía, amniocentesis o análisis de sangre. Pero, lo habitual es que se descubra cuando el bebé nace.
En el momento en el que se sospecha de esta malformación se realiza una radiografía, resonancia magnética o tomografía computarizada. Cuando esta malformación no se puede detectar a simple vista la única manera de descubrirla es mediante rayos X.
Tratamiento
El tratamiento de la espina bífida dependerá del tipo de lesión que presente el recién nacido. Estas son algunas opciones:
-Intervención quirúrgica: se realiza antes de tres días desde el nacimiento.
-Derivación ventricular: suele requerirse cuando el bebé presenta hidrocefalia.
-Control de la función renal: se puede necesitar una sonda de forma intermitente.
-Tratamiento ortopédico: es recomendable que se inicie de forma temprana.
-Intervención educativa: importante si se manifiestan problemas de aprendizaje.
Tras el diagnóstico y tratamiento adecuados, el pronóstico para la espina bífida suele ser favorable. Aunque algunos niños tienen que utilizar dispositivos para poder caminar, la rehabilitación a lo largo de la vida les puede permitir llevar una vida completamente normal.